Apatía y desesperanza

Camilo Maccise(Camilo Maccise– Mexicano, expresidente de la Unión de Superiores Generales)

“Todo esto ha generado incertidumbre en los jóvenes, y se expresa en aburrimiento, frustración, soledad, desencanto y violencia. Si no se enfrenta el problema y se buscan cambios estructurales que abran horizontes de esperanza, se corre el peligro de contar en un futuro próximo con adultos frustrados, que serán casi una tercera parte de la población”

La crisis de valores económica y familiar ha hecho surgir en muchos países de América Latina y también de otras partes del mundo una generación de jóvenes entre los 12 y 29 años que ni estudian ni trabajan: la llamada generación Ni-Ni. Las estadísticas mencionan que en México hay siete millones que forman parte de ella. Son adolescentes y preadultos que viven sin rumbo.

Naturalmente, estos jóvenes, que pertenecen por lo general a familias empobrecidas, suelen estar más vinculados con el desarrollo de actividades ilícitas y violentas. Un investigador afirma, a partir de un análisis serio y documentado, que muchos de ellos se refugian en el narcotráfico porque la adhesión a los grupos delictivos viene a llenar el vacío que les produce una sociedad sin sentido. Incluso quienes llegan a acceder a estudios superiores y a conseguir un título profesional se encuentran sin empleo o en un mercado laboral de bajos salarios y sin expectativas de algo mejor. Otros abandonan los estudios por falta de recursos, y un número muy elevado por pérdida de interés y de esperanza en la posibilidad de cambios positivos en las estructuras sociales.

Todo esto ha generado incertidumbre en los jóvenes, y se expresa en aburrimiento, frustración, soledad, desencanto y violencia. Si no se enfrenta el problema y se buscan cambios estructurales que abran horizontes de esperanza, se corre el peligro de contar en un futuro próximo con adultos frustrados, que serán casi una tercera parte de la población.

Los jóvenes están desencantados de los políticos y caen en un escepticismo peligroso. Hay que ayudarlos a encontrar espacio en la escuela, en el trabajo, el deporte, la cultura y la economía. El Evangelio exige el compromiso de una esperanza activa con dimensión social.

cmaccise@vidanueva.es

En el nº 2.683 de Vida Nueva.

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