Ante el G-8, otra cumbre es posible

(Juan Masiá Clavel, SJ- Teólogo)

“Sobre todo, acentúan las religiones, que el énfasis del G-8 en la seguridad -nacional o internacional- no se convierta en pretexto para políticas favorecedoras de privilegios para el grupo enriquecido y neocolonizador. Frente a la ideología de la seguridad hay que revindicar, dicen las religiones unidas, una auténtica mundialización de la justicia…”

Coincidiendo con la próxima cumbre del G-8 junto al lago Toyako (Japón), la Conferencia Mundial de Religiones por la Paz (WCRP) ha convocado una asamblea interreligiosa (en Sapporo) desde la que presentar la propuesta que interpela a los dirigentes políticos: ¡Otra cumbre es posible y necesaria!

El liderazgo interreligioso mundial acuerda servir de altavoz del “mundo sin voz” y denunciar la situación de una inmensa parte del planeta empobrecida, ignorada e injusticiada. La declaración -en la que el Episcopado japonés se suma a la mayoría budista- desciende a reclamaciones concretas en cuatro bloques: 1) la puesta en práctica de estrategias de conservación ecológica; 2) la implementación del proyecto-milenio de Naciones Unidas para la superación de la pobreza, 3) el rechazo al uso militar de la energía atómica y la garantía de condiciones de sus usos pacíficos, 4) el desarraigo de las causas sociales y políticas del terrorismo, así como de la manipulación ideológica de las religiones como justificación de violaciones de derechos humanos.

“Otra cumbre es posible”, hay que repetir frente al exclusivismo del grupo geopolíticamente dominante. Sobre todo, acentúan las religiones, que el énfasis del G-8 en la seguridad -nacional o internacional- no se convierta en pretexto para políticas favorecedoras de privilegios para el grupo enriquecido y neocolonizador. Frente a la ideología de la seguridad hay que reivindicar, dicen las religiones unidas, una auténtica mundialización de la justicia, para que la seguridad sea “verdaderamente compartida y humanizadora”, en vez de ser excusa para represiones policiales y ataques preventivos.

Las religiones hermanadas se sienten responsables de alzar la voz por la genuina globalización de la paz y la hermandad.

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