Amor a la Iglesia y a la verdad

paloma-gomez-borreroPALOMA GÓMEZ BORRERO | Periodista y corresponsal especializada en El Vaticano

“Ha sido como el capitán de un navío, porque un periódico puede compararse a un barco; hay que conducirlo con mano firme, con criterio e ideas claras…”.

Vida Nueva está tan unida a la persona de Juan Rubio que me parecía imposible que un día dejara el timón. Ha sido como el capitán de un navío, porque un periódico puede compararse a un barco; hay que conducirlo con mano firme, con criterio e ideas claras; con el saber por donde se adentra, unas veces en un mar o un panorama tranquilo, pero otras entre borrasca e insidias…

Con Juan Rubio, Vida Nueva se adentró en los despachos vaticanos, donde sus editoriales se apreciaban y comentaban; incluso cuando encerraban críticas o generaban polémica, pero siempre trasmitiendo un gran amor a la Iglesia, a la verdad y, sobre todo, hacían reflexionar.

Con Juan Rubio, Vida Nueva cruzó el Atlántico y se convirtió en un referente para la Iglesia latinoamericana. Solo espero que, habiendo sembrado tanto, y ya recogiendo buena cosecha, quien tome ahora el relevo sea otro capitán de la misma o parecida talla y la revista continúe conquistando lectores, y saboreando éxitos. Hay una canción cargada de nostalgia que creo que dice: “Te vas, pero no te vas”, “te vas, pero no nos dejas”.

Y es que uno se puede despedir, pero en el corazón y en la mente de aquellos que le admiran y estiman, nunca nos dice adiós. A Juan Rubio, director de Vida Nueva, solo puedo decirle: “¡Gracias, maestro!”.

En el nº 2.905 de Vida Nueva

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