Algo esperanzador

PILAR SÁNCHEZ DE LA FUENTE. MÁLAGA | De un tiempo a esta parte, se va notando que, poco a poco, dentro de la sociedad mundial van levantándose voces que defienden los valores humanos que se han ido perdiendo lentamente por el materialismo de que están impregnadas la economía, el derecho, las leyes, la familia y todo cuanto constituye la cultura de la vida. Este despertar de la defensa del bien es algo esperanzador y que nos hace tener la certeza de que no todo está perdido. El hombre se sigue dando cuenta de que es algo más que un cuerpo, y muchas veces nota que necesita algo que le llene el espíritu para saltar la muralla del propio egoísmo.

Es esperanzador y, a la vez, contiene un matiz que resulta muy importante y curioso. Muchas de esas voces no provienen de personas creyentes, ni en el cristianismo ni en cualquiera de las otras religiones. Incluso se declaran agnósticas o ateas, pero buscan sin fe natural lo que por inteligencia perciben en las religiones: que estas dignifican al hombre. Y eso es porque la Verdad atrae al ser humano, se abre camino en su inteligencia y la satisface.

Un vez leí una cita de un filósofo alemán. No recuerdo el texto, pero la idea venía a ser la siguiente: “El hombre se emborracha con la copa de la ciencia cuando la está bebiendo, pero al terminarla, en el fondo de ella le está esperando Dios, para abrirle la inteligencia”. ¿No será eso lo que está empezando a pasar?

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En el nº 2.749 de Vida Nueva

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