España ha despedido con admiración y respeto a uno de los máximos artífices de nuestra democracia: Sabino Fernández Campo, ex jefe de la Casa Real y uno de los más cercanos colaboradores de Don Juan Carlos, moría el 26 de octubre a los 91 años. Más allá de las alabanzas que se suelen regalar a todo fallecido, representantes de todos los ámbitos sociales coinciden al subrayar su papel en la Transición y, especialmente, en el fracaso del golpe de Estado del 23-F, subrayando tres claves fundamentales a lo largo de su trayectoria –durante y después de los cargos oficiales–: silencio, prudencia e inteligencia. La CEE, además, ha recordado que “creía profundamente en Jesucristo y no se avergonzaba de su fe”. Descanse en paz.
En el nº 2.681 de Vida Nueva.
