Acoger lo nuevo en fidelidad a la fe recibida

Carmen Soto Varela

Carmen Soto Varela, ssj teóloga CARMEN SOTO VARELA, SSJ | Teóloga

Desde sus comienzos, la Iglesia está continuamente confrontada con un doble desafío: seguir a Jesús de Nazaret y afrontar la necesaria encarnación de la fe en los diferentes contextos. La preocupación permanente de la Iglesia por ser fiel a la fe recibida se hace más aguda en los momentos en que emergen nuevos paradigmas sociales y culturales que obligan a repensar los marcos de inculturación del mensaje cristiano.

Responder con acierto no es fácil, y la Iglesia ha procurado siempre promover instancias que faciliten el discernimiento de las nuevas situaciones que ha de afrontar la fe y que puedan también acompañar a los creyentes a la hora de vivirlas. En la actualidad, una de las instancias llamadas a tener ese papel es la Congregación para la Doctrina de la fe (CDF). En el artículo 49 de la Constitución Apostólica sobre la Curia Romana Pastor bonus (Juan Pablo II, 1988), se dice: “En cumplimiento de su función de promover la doctrina, fomenta los estudios dirigidos a aumentar la comprensión de la fe y a que se pueda dar una respuesta, a la luz de la fe, a los nuevos problemas surgidos del progreso de las ciencias o de la cultura humana”.

El hecho de que exista un organismo que pueda impulsar espacios para la reflexión y el diálogo, articulando comunión y pluralismo, libertad y fidelidad, puede ser, sin duda, de gran ayuda para afrontar con lucidez y responsabilidad los retos que hoy vive la Iglesia. La tarea no está exenta de dificultades, pues sabemos que el miedo, la intolerancia o un celo doctrinal excesivo pueden bloquear proceso, levantando muros que generan sufrimientos innecesarios y oscurecen la oferta salvadora de Dios.

El talante del papa Francisco y sus esfuerzos por renovar y revitalizar la Iglesia están provocando importantes y necesarios cambios en ella. Quizá sea un buen momento también para repensar el funcionamiento y los marcos de actuación de la CDF, para que pueda responder mejor a esa misión, en consonancia con los nuevos tiempos que vivimos.

En el nº 2.990 de Vida Nueva

 

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