A vueltas con la crisis y la moral cristiana

JOSÉ IGNACIO CALLEJA SÁENZ DE NAVARRETE VITORIA-GASTEIZ | Reconozco que D. Fernando Sebastián tiene motivos para odiarme, por las veces que comento sus opiniones en público. Será porque importan. En el número 2.805 de VN, en su columna titulada Recuperación moral, se hace eco de ciertas “quejas” que le llegan sobre el silencio de los obispos ante la crisis.

Apela a “la dificultad que esto tiene. Nosotros no somos expertos en estas cuestiones. No tenemos especial autoridad ni misión para hacerlo”. Y concluye: “Será que los obispos no hemos mostrado suficientemente las implicaciones morales de la crisis”.

Uno espera la respuesta a esta cuestión, pero no es así; lo que sigue es su transformación en otra muy distinta: “¿Habremos perdido los españoles la rectitud moral indispensable para vivir en libertad?”. Sobre esta segunda, D. Fernando ha escrito mil veces, y sobre la primera, mucho menos. Y son distintas, muy distintas; por eso sorprende el cambio de tercio que en tan sencilla columna nos propone.

Por otro lado, sí es chocante que, con la Doctrina Social de la Iglesia en la mano, con sus referencias valorativas más destacadas en cuanto al trabajo decente, el salario justo, la función social de la propiedad, el rechazo de la usura, el uso común de los bienes, la justicia como primer camino de la caridad, la primacía moral de los más pobres y las estructuras sociales de pecado en el capitalismo… Sorprende que no tengan una palabra moral que decir en lo social. No una política económica alternativa, sino una palabra moral en lo social que alcance a las conciencias y a las estructuras en serio. No era su día.

En el nº 2.810 de Vida Nueva.

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