A propósito de la reprobración al Papa

(Ana Alicia Santamaría Gálvez– Cuenca) Quiero mostrar mi sorpresa por la admisión a trámite, por parte de la Mesa del Congreso de los Diputados (ver VN, nº 2.659), de una reprobación pública contra Benedicto XVI por unas consideraciones morales, efectuadas desde una posición religiosa, sobre el uso del preservativo, donde el Papa exponía que la solución contra el sida no es ésa, ya que “aumenta el problema”, como diferentes expertos avalan, refiriéndose a los fallos técnicos de las gomas y el aumento de la promiscuidad que conlleva el sexo entendido como desfogue libidinoso, que posteriormente fueron descontextualizadas por cierta prensa y partidos extremadamente críticos con el catolicismo.

La iniciativa partió de IU-ICV, siendo respaldada por PSOE, CIU, PNV y dentro del PP, por las diputadas Ana Pastor y Celia Villalobos, ésta última del “ala laica” de la formación centroderechista.

Sobre éste asunto se ha leído y escuchado de todo: discurso temerario del Pontífice, atentado contra la salud y la población mundial… Por poco fusilan a Benedicto XVI en nombre de la intolerancia y el pensamiento único los que se creen dueños de la democracia y la libertad de expresión. Obama y Zapatero han defendido en público posiciones a favor del aborto y de la experimentación con células embrionarias, donde se destruyen auténticas vidas humanas, y nadie ha alzado su voz de reprobación, qué curioso.

En el nº 2.661 de Vida Nueva.

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