A la búsqueda de lectores

(Juan Rubio– Director de Vida Nueva)

Andan las letras religiosas en claro declive y buscan las editoriales la perla que las saque de la crisis. Se ha perdido el hábito lector también entre quienes siempre destacaron por ser personas ilustradas. En el arranque de su discurso en la recepción del Premio Nobel de Literatura, Vargas Llosa decía: “Aprendí a leer a los cinco años, en la clase del hermano Justiniano, en el Colegio de la Salle, en Cochabamba. Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida”. Para que haya escritores, hace falta una conspiración de lectores. El hombre no sufre por la falta de buena literatura, sino por haber creado un sistema que imposibilita que se manifieste ese arte, desterrándolo de la cotidianidad. Henry Miller decía que basta con que el escritor hable sinceramente, que se entregue desnudo y vulnerable con lenguaje rico, preciosista, tumultuoso y torrencial para que le salgan lectores. Urge un renacimiento de escritores que exploren lo religioso y lo ofrezcan como píldoras medicinales a quienes adolecen de alergia a los libros. Los hubo en la reciente historia y se han ido perdiendo porque el sistema ha ido aniquilando el gusto por el arte. De eso habrá que dar cuenta.

Publicado en el nº 2.734 de Vida Nueva (del 18 al 24 de diciembre de 2010).

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