LUIS A. GONZALO-DÍEZ, cmf, director de la revista Vida Religiosa
“40 años puede ser una cifra escandalosa para quien se asusta por el paso del tiempo, puede también ser un dato de esperanza para quien tiene otras miras, para quien no lee solo desde lo inmediato […] 40 años son necesarios para reconocer que la Vida Religiosa (VR) en España tiene una trayectoria serena y profunda”.
El tiempo tiene su valor. Saber estar en el sitio, en el mismo sitio y para todos, es, sin duda, una de las claves que las ediciones de la Semana de Vida Religiosa pueden ofrecer hoy como una de las razones de éxito y verdad.
El itinerario posconciliar ha sido el hilo conductor, la pasión por la misión, el eje, la fidelidad a la Iglesia, siempre ágil, la línea fuerza. Hablar de la Vida Consagrada en España es imposible sin la referencia a las Semanas de Vida Religiosa. Lo que esta forma de vida fue y, sobre todo, lo que está llamada a ser en nuestro país, necesita este ámbito de interpretación y fecundidad para encontrar luz.
40 años puede ser una cifra escandalosa para quien se asusta por el paso del tiempo, puede también ser un dato de esperanza para quien tiene otras miras, para quien no lee solo desde lo inmediato o movido por la prisa e indecisión. En cualquier caso, 40 años son necesarios para reconocer que la Vida Religiosa (VR) en España tiene una trayectoria serena y profunda; clara y necesaria para hablar de evangelización.
La teología de las Semanas de Vida Religiosa ayuda a no mirar atrás con nostalgia, sabiendo que lo que pasó, es pasado, y que lo que está por venir es sorprendente, todavía no imaginado, pero hay que dejarlo y facilitarlo. La VR necesita ahondar más en los dinamismos de comunión de la Iglesia para dar todo el fruto que puede proponer.
Este año el lema es Mujeres y hombres de Dios leído desde la mística. Porque, por encima y más allá de acciones y obras, la VR es un don místico para nuestros contextos. Por eso, aquellos que para bien o para mal la juzgan por lo que hace o puede, sus presencias o edades, fortalezas o debilidades, sencillamente no la conocen o se equivocan. La Vida Religiosa, en palabras de Benedicto XVI, es imprescindible para que la Iglesia sea. Suficiente razón para contemplarla, comprenderla y apoyarla.
En el nº 2.751 de Vida Nueva.
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