Santa Sede-lefebvristas: condición imprescindible, el ‘Preámbulo Doctrinal’ del Vaticano

ANTONIO PELAYO. ROMA | El 14 de septiembre tuvo lugar un encuentro en Roma entre la cúpula de la Congregación para la Doctrina de la Fe y una representación de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX). La primera estuvo representada por su prefecto, el cardenal William Levada; el secretario de la misma, el jesuita español Luis Ladaria; y el secretario de la Comisión Ecclesia Dei, Guido Pozzo. Los seguidores del cismático Marcel Lefebvre venidos a Roma fueron Bernard Fellay, superior de la Fraternidad, y dos de sus asistentes, los sacerdotes Niklaus Pfluger y Alain Marc Nely.

Como se recordará, después de la decisión de Benedicto XVI de levantar la excomunión a los cuatro obispos consagrados por Lefebvre, se había constituido una comisión mixta de estudio para afrontar “las dificultades y los problemas de orden doctrinal y llegar a la reducción de la ruptura existente”. Esta comisión se ha reunido ocho veces entre octubre de 2009 y abril de 2011, y en el curso de estas reuniones “se ha alcanzado –dice un comunicado vaticano– el objetivo, que era clarificar las posiciones respectivas y sus motivaciones”.

“Teniendo en cuenta –prosigue la nota hecha pública por la Sala de Prensa de la Santa Sede el 14 de septiembre– las preocupaciones y las instancias presentadas por la FSSPX, a propósito del respeto de la integridad de la fe católica frente a la hermenéutica de ruptura del Concilio Vaticano II con la Tradición –hermenéutica mencionada por el papa Benedicto XVI en su discurso a la Curia Romana con fecha del 22 de diciembre de 2005–, la Congregación para la Doctrina de la Fe toma como base fundamental para la plena reconciliación con la Sede Apostólica la aceptación del ‘Preámbulo Doctrinal’ que ha sido entregado en el curso del encuentro del 14 de septiembre de 2011.

Este preámbulo enuncia algunos principios doctrinales y criterios de interpretación de la doctrina católica necesarios para garantizar la fidelidad al Magisterio de la Iglesia y al sentire cum Ecclesia, dejando, sin embargo, abiertos a una legítima discusión el estudio y la explicación teológica de expresiones o de formulaciones particulares presentes en los textos del Concilio Vaticano II y del Magisterio que ha seguido”.

“En el curso de la misma reunión –concluye el comunicado– han sido propuestos algunos elementos con vistas a una solución canónica para la FSSPX que seguiría a una eventual y esperada reconciliación”.

Tenemos, pues, a la vista dos hechos unidos pero diferenciados: la aceptación por parte de los lefebvristas del ‘Preámbulo Doctrinal’, que sería para Roma una conditio sine qua non para aceptarles en el seno de la Iglesia católica, y, en un segundo tiempo, la opción jurídica que se les podría ofrecer una vez que quede clarificada su aceptación del Vaticano II y del magisterio de los papas Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Algunos informadores –perdónenme los colegas la franqueza– han tomado el rábano por las hojas y se han lanzado ya a especular sobre las posibles formas de prelatura o de ordinariato que podría ofrecerse a los separados.

Pero queda aún pendiente la cuestión fundamental de su aceptación del Vaticano II y de algunos postulados de él derivados, como la libertad religiosa, el diálogo ecuménico e interreligioso, la validez de la reforma litúrgica, la colegialidad episcopal, etc. Y no está dicho que los lefebvristas estén dispuestos a dar ese paso.

En una entrevista previa al encuentro romano, Fellay declaró: “Si el objetivo de la Santa Sede es el de hacer que aceptemos el Vaticano II, las discusiones han sido lo bastante claras para mostrar que no tenemos ninguna intención de hacerlo”. Después del encuentro romano, se ha mostrado muy prudente, afirmando que estudiarán el documento con “gran atención”.

“Me he comprometido –ha dicho igualmente– con mis hermanos a no tomar decisión alguna sin haberles consultado previamente”; es decir, tendrá que escuchar lo que piensan los otros tres obispos ordenados por Lefebvre, Richard Williamson, Bernard Tissier de Mallerais y Alfonso de Galarreta. En todo caso, mi opinión es que deberemos esperar algún tiempo antes de conocer su posición definitiva.

En el nº 2.769 de Vida Nueva.

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