(Jorge Juan Fernández Sangrador– Director de la BAC)
“La publicación de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española, que estará en las librerías en diciembre, y de la exhortación postsinodal sobre la Palabra de Dios, pronta para salir a la luz, podría constituir una ocasión excelente para dedicar el año 2011 a la Sagrada Escritura”
En la proposición 45, elevada al Papa por los Padres asistentes al Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios, que tuvo lugar en Roma hace dos años, se sugería que las conferencias episcopales promoviesen jornadas bíblicas en sus respectivos países.
Clausurado el Sínodo, varios obispos, al regresar a sus diócesis, emprendieron acciones para el fomento de la lectura de la Sagrada Escritura, que han consistido en proveer de ejemplares de la Biblia a todos sus diocesanos y dotarlos de medios adecuados para que pudieran iniciarse en la lectio divina.
En España, este tipo de iniciativas no son las habituales. Es cierto que los planes pastorales se inspiran expresamente en la Palabra de Dios, siendo ésta alma de aquellos, pero, exceptuando alguna diócesis que se ha marcado como objetivo explícito el que todos los fieles lean y comprendan el texto sagrado, la pastoral bíblica no ha sido incorporada por lo general al organigrama diocesano. La publicación de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española, que estará en las librerías en diciembre, y de la exhortación postsinodal sobre la Palabra de Dios, pronta para salir a la luz, podría constituir una ocasión excelente para dedicar el año 2011 a la Sagrada Escritura. A las parroquias no les resultará difícil –y sí de utilidad–unificar toda la actividad pastoral a lo largo de doce meses bajo este título: Año de la Biblia. O si no, celebrar al menos –e instituirla– una Jornada de la Biblia.
En el nº 2.714 de Vida Nueva.
