Rocío Martínez: “Procuremos no invertir en activos que no pasen un filtro ético basado en la Doctrina Social de la Iglesia”

La directora general de Alveus –Grupo ETS– presenta esta iniciativa que surge para ayudar a congregaciones y fundaciones que necesitan una respuesta real en la gestión de sus recursos financieros

Rocío Martínez, directora general de Alveus –Grupo ETS–

Alveus –Grupo ETS– surge para ayudar a congregaciones y fundaciones que necesitan respuesta real a sus necesidades en relación con la gestión de sus recursos financieros. Esta empresa familiar fundada en 1987 y regulada por la CNMV como Entidad de Asesoramiento Financiero (EAF), ofrece una gestión con cabeza y corazón. Un asesoramiento personalizado en esta máxima: “Una Gestión para cada Misión”. La directora general, Rocío Martínez, da las claves para que invertir sea verdaderamente una forma de dar testimonio.



PREGUNTA.- El campo de las inversiones –y la economía en general– parece un mundo alejado de la religión. Sin embargo, invertir hoy también puede ser una forma de dar testimonio. ¿Cómo pueden fortalecerse y asentarse los conocimientos financieros en instituciones de la Iglesia?

RESPUESTA.- “La gestión patrimonial transparente y profesional está llamada a convertirse en una herramienta de primer orden para el testimonio de la Verdad”, dice Diego Zalbidea en su libro ‘La rendición de cuentas en el ordenamiento canónico: transparencia y misión’.

Efectivamente, invertir es también una forma de dar testimonio, si se hace de forma transparente, coherente con los principios y objetivos de la institución y alineada con la Doctrina Social de la Iglesia.

Involucrarse de manera activa en todo lo anterior es la mejor manera de aprender sobre el mundo de las finanzas y la forma en la que mi institución debe relacionarse con el mismo. En todo ello, el asesor financiero puede y debe jugar un papel importante escuchando (entendiendo la realidad de nuestra institución), informando con claridad (transparencia) y explicando (formación). En Alveus creemos firmemente que la labor educativa es esencial y que esta labor debe ser gradual, eminentemente práctica y basada en la realidad de cada institución.

P.- La Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA), en su documento ‘Economía al servicio del carisma y de la misión’, reconoce que la Iglesia “es consciente de la responsabilidad que tiene de salvaguardar y gestionar diligentemente sus propios bienes”. Echando mano de la parábola de los talentos, ¿saber invertir también es un don?

R.- El mundo de las finanzas es complejo. Invertir requiere conocimientos técnicos. Si se requiere un don, quizás sea más para saber invertir de manera responsable, comprendiendo que el dinero es solo un medio (misión) y que no cualquier inversión es válida (ética).

P.- El Vaticano señala que “allá donde no se presta suficiente atención a los problemas relativos a la gestión, estos terminan por frustrar la propia misión”. ¿Cómo puede saber una congregación si su gestión está alineada con su misión?

R.- Estos son, de manera muy simplificada, los pasos que seguimos en  Alveus.

  1. Priorización: ¿tenemos claros cuáles son esos proyectos/actividades prioritarias para el desarrollo de la misión particular de nuestra institución?  ¿Deberíamos cerrar o reorientar algunos? “Es necesario definir qué obras y actividades llevar adelante, cuáles eliminar o modificar y en qué nuevas (…) puede ocurrir que se sigan gestionando obras que han dejado de estar en línea con la actual expresión de la misión e inmuebles que ya no responden a las obras que son expresión del carisma” (CIVCSVA).
  2. Finanzas: ¿entendemos perfectamente la situación financiera actual de cada una de estas actividades y de nuestra institución de forma agregada: balances, cuentas de resultados y flujos de caja? ¿Hemos tomado las medidas adecuadas para optimizar dichos estados financieros?
  3. Presupuesto: ¿hemos evaluado las necesidades financieras de dichas actividades prioritarias al menos para los próximos 3 a 5 años?
  4. Patrimonio estable: ¿hemos identificado con claridad el patrimonio que debe clasificarse como “estable”?
  5. Gestión patrimonial: ¿hemos definido una política y una estrategia de gestión que tenga como fin cubrir las necesidades financieras que se desprenden del presupuesto?
  6. Ética: ¿hemos tenido en cuenta en todo lo anterior el respeto a los criterios éticos que marca la doctrina Social de la Iglesia?
  7. Control: ¿revisamos todo lo anterior de manera continua?

Si podemos responder afirmativamente a todo lo anterior, entonces se podría decir que estamos en el buen camino.  Si no es así, es cuestión de ponerse manos a la obra.

Invertir aplicando la Doctrina Social

P.- Los profanos en materia económica pueden tener la tentación de pensar que quien invierte el dinero de una institución corre el riesgo de convertirse en un especulador. ¿Se puede invertir sin dejar de lado la Doctrina Social de la Iglesia?

R.- La respuesta es sí. Existen hoy en día diversos servicios de información que nos permiten saber si las empresas cuyas acciones o bonos podemos comprar en el mercado, actúan siguiendo los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. La cuestión es ser fuertes ante la tentación de anteponer la ética a la rentabilidad.

P.- Las congregaciones están apostando por la profesionalización de las estructuras económicas. ¿La realidad de las instituciones de Iglesia demanda hoy una atención personalizada o hay recetas económicas universales?

R.- Cada institución es única, con su misión, sus proyectos y sus personas. Por ello pensamos que, aunque es cierto que existen técnicas aplicables a todos, la personalización del asesoramiento financiero es esencial. Personalización que tiene que ver con adecuar política y estrategia de inversión a las necesidades futuras de cada cliente. Necesidades que se desprenden de sus estados financieros.

“Los balances y el presupuesto son instrumentos, herramientas para explicar (dar razón) la misión. Están al servicio de la misión. No son simples herramientas técnicas para la rendición de cuentas, …”, dice Zalbidea en el libro mencionado. Pues lo mismo ocurre con la gestión patrimonial que debe nacer del balance y el presupuesto para servir a la misión.

P.- El papa Francisco alude constantemente a los cristianos a luchar contra la “cultura del descarte”. ¿Cómo lo hacemos desde la gestión de los recursos financieros de una entidad de Iglesia?

R.- De nuevo, esforzándonos en dos direcciones. Alineando la gestión patrimonial con la misión (el dinero no es un fin sino un medio) y procurando no invertir en activos que no pasen un filtro ético basado en la Doctrina Social de la Iglesia.

P.- ¿Cómo pueden las entidades eclesiales “vacunarse” contra operaciones no éticas?

R.- Realizar un análisis exhaustivo y continuo no resulta en absoluto fácil. Son necesarias aplicaciones informáticas y proveedores de información que permitan llevar a cabo esta labor de manera continua. Del mismo modo, es importante involucrarse y forzar cambios en la cultura empresarial desde la inversión, apoyando en la gestión y peleando por la implantación de criterios éticos.

P.- ¿Debe la pandemia del Covid-19 preocupar a la Iglesia en relación a la gestión de sus recursos financieros?

R.- La pandemia nos ha recordado ante todo que somos vulnerables como personas.  Pero también que los mercados financieros y,  por tanto, nuestras inversiones, se ven afectados por “convulsiones” violentas y frecuentes. Ante ello, una cartera bien diseñada, con la diversificación y liquidez adecuadas,  con productos bien seleccionados por su solidez fundamental y su cumplimiento ético, son la mejor prevención.

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