Francisco a los jóvenes de un correccional panameño: “Son mucho más que las etiquetas que les han puesto”

  • El Papa ha acudido a celebrar una liturgia penitencial al Centro de Cumplimiento de Menores ‘Las Garzas de Pacora’
  • “Las nuevas oportunidades para ellos son responsabilidad de todos, desde los chicos, los responsables de la custodia y las autoridades del Centro y del Ministerio, y sus familias, así como los agentes de Pastoral”
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El papa Francisco en el centro de menores de Panamá JMJ

Después de celebrar la misa privada en la Nunciatura, en presencia de los fieles y colaboradores de la Arquidiócesis de Panamá, el papa Francisco se ha trasladado al Centro de Cumplimiento de Menores ‘Las Garzas de Pacora’, llevando así la Jornada Mundial de la Juventud a los jóvenes de este correccional.

Una vez en el lugar, el Papa ha sido recibido por José Domingo Ulloa, arzobispo de Panamá, así como por la directora del centro, Emma Alba Tejada, para dar inicio a la liturgia penitencial con los jóvenes.

Durante su homilía, Francisco ha recordado que Jesús recibía “a los pecadores y comía con ellos”, y que los fariseos y escribas se escandalizaban y estaban molestos por este comportamiento. Sin embargo, el Santo Padre ha señalado que “Jesús no tiene miedo de acercarse a aquellos que, por un sinfín de razones, cargaban sobre sus espaldas con el odio social” o, incluso, a aquellos que cargaban “con el peso de sus culpas, errores o equivocaciones”, ya que sabía “que en el cielo hay más fiesta por un solo pecador convertido que por noventa y nueve justos que no necesitan conversión”.

Un horizonte de cambio

El murmuro y el chisme de aquellos que “se limitaban a indignarse” lo único que consigue es coartar y cerrar la posibilidad a “todo tipo de cambio, conversión e inserción”. Por este motivo, ha dicho Francisco, “Jesús se acerca, se compromete, pone en juego su reputación e invita siempre a mirar un horizonte capaz de hacer nueva la vida y la historia”.

“Muchos”, ha subrayado el Papa, “no aceptan y rechazan esta opción de estar cerca y ofrecer nuevas oportunidades”, ya que “con la vida de la gente parece más fácil poner rótulos y etiquetas que congelan y estigmatizan no solo el pasado sino también el presente y el futuro de las personas”. Unos rótulos que, en definitiva, lo único que logran es una división entre “buenos y malos”, entre “justos y pecadores”.

Esta es una actitud que “contamina todo porque levanta un muro invisible que hace creer que marginando, separando o aislando se resolverán mágicamente todos los problemas”. Por el contrario, Francisco ha remarcado que cuando una sociedad o comunidad se permite esto y lo único que hace es cuchichear y murmurar, “entra en un círculo vicioso de divisiones, reproches y condenas” y en una actitud de “marginación y exclusión”.

“Hijos que retornan a casa”

“En cambio”, ha continuado Bergoglio, el evangelio está marcado por la mirada a la conversión, “que no es nada más y nada menos que la que nace del corazón de Dios”, porque “el Señor quiere hacer fiesta cuando ve a sus hijos que retornan a casa”. “Así lo testimonió Jesús manifestando hasta el extremo el amor misericordioso del Padre”, ha subrayado. Un amor que “asume la complejidad de la vida y de cada situación”, que es capaz de dar “oportunidades de integración y transformación, de sanación y de perdón”.

Y es que, comiendo con publicanos y pecadores, “Jesús rompe la lógica que separa, excluye, aísla y divide falsamente entre buenos y malos”. Pero no lo hace “por decreto o con buenas intenciones”, y tampoco con “voluntarismos o sentimentalismo”, sino “creando vínculos capaces de posibilitar nuevos procesos”.

De esta manera, Jesús rompe también “con otra murmuración nada fácil de detectar” pero capaz de “taladrar los sueños” porque repite como un susurro continuo “no vas a poder, no vas a poder”. “Es el cuchicheo interior que aparece en quien, habiendo llorado su pecado y consciente de su error no cree que pueda cambiar”, cuando se cree que “el que nació publicano tiene que morir publicano”, ha añadido Francisco, señalando que “esto no es verdad”, y animando a los jóvenes presentes a que “tengan cuidado” con estos pensamientos de no poder cambiar y recordándoles que, cada uno de ellos, es “mucho más que sus rótulos”. “Hay veces que la murmuración parece ganar, pero no la crean, no la escuchen”, ha apostillado el Papa, “busquen y escuchen las voces que impulsan a mirar hacia delante y no las que los tiran abajo”.

“No puedo dejarte a la interperie”

La alegría y la esperanza del cristiano, “incluso del Papa”, nace “de haber experimentado alguna vez esta mirada de Dios que nos dice: ‘vos sos parte de mi familia y no puedo dejarte a la intemperie, no puedo perderte en el camino, estoy aquí contigo”. “Ustedes son parte de la familia”, ha dicho a los jóvenes, “tienen mucho para compartir”, pero es necesario que “nos ayuden a saber cuál es la mejor manera para estar y acompañar el proceso de transformación que, como familia, todos necesitamos”.

“Una sociedad es fecunda cuando logra generar dinámicas capaces de incluir e integrar, de hacerse cargo y luchar para crear oportunidades y alternativas que den nuevas posibilidades a sus hijos, cuando se ocupa en crear futuro con comunidad, educación y trabajo”, ha apuntado Francisco. Y estas nuevas oportunidades son responsabilidad de todos, desde “los chicos, los responsables de la custodia y las autoridades del Centro y del Ministerio, y sus familias, así como los agentes de Pastoral”. “Peleen y peleen para encontrar y buscar los caminos de inserción y transformación”, ha añadido, ya que el Señor “bendice, sostiene y acompaña” estas acciones.

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