Celestina Mollo Ramos

“Las mujeres tenemos derecho a desarrollar nuestros liderazgos”

“Me siento muy orgullosa de ser indígena quechua”. Así de sencilla y radical se presenta Celestina Mollo Ramos, acentuando que su cultura hunde sus raíces en herencias ancestrales: “con nuestros padres, abuelos y tatarabuelos aprendimos a cultivar la tierra y a cuidar la naturaleza de nuestra región”.

A sus 59 años, Celestina es agricultora, maestra, madre, esposa y sobresale por su liderazgo en varias organizaciones de mujeres del altiplano andino, en Puno, en el sureste de Perú, donde actúa desde 1978.

Actualmente dirige la Asociación Kimsa Chasqa Justicia, vinculada a la Escuela de Líderes para el Desarrollo Hugo Echegaray, del Instituto Bartolomé de Las Casas de Lima.

¿Cuáles son los mayores desafíos de las mujeres indígenas?

En los cursos que ofrecemos tratamos de insistir en los derechos de la mujer, la prevención de la violencia intrafamiliar y la equidad de género.

Antiguamente los varones eran muy respetados por nuestras mamás y abuelas, pero es importante afirmar que las mujeres y los hombres tenemos los mismos derechos, es decir, los dos podemos cocinar, lavar ropa, realizar las tareas del campo, estudiar… es necesario equilibrar las cargas en la vida cotidiana.

De igual forma, hay otros temas que hacen parte del enorme legado cultural de nuestros pueblos, como la recuperación de la medicina natural de nuestros ancestros y la urgencia de volver a una alimentación saludable, ecológica, en lugar de acudir a alimentos enlatados y procesados que solo sirven para llenar el estómago.

¿Qué ha aprendido sobre el liderazgo de la mujer?

Tenemos grandes dificultades a nivel de formación política. Hay mucha discriminación hacia y entre las mismas mujeres.

Por eso estoy convencida de que las mujeres tenemos derecho a organizarnos, a salir de casa para desarrollar nuestros liderazgos. Esto no quiere decir que necesariamente tengamos que abandonar a nuestros pueblos para prepararnos. Muchas veces los padres criticamos a los jóvenes porque no tienen amor por la tierra, pero nosotros mismos nos empeñamos en decirles: “no seas como yo, vete a estudiar a la ciudad”.

Creo que nos falta convivir más con los jóvenes, compartir con ellos, transmitirles nuestras sabidurías.

También es importante tener un mayor contacto y colaboración entre las culturas de nuestros pueblos, más comunicación, más diálogo y, sobre todo, aprender entre nosotros mismos.

¿De qué manera la Iglesia podría acompañar las reivindicaciones de los pueblos indígenas?

En Perú hemos tenido obispos y sacerdotes que han trabajado con los campesinos y por nuestros pueblos, apoyándonos no tanto en lo económico sino en nuestros ideales, valorando nuestra cultura, costumbres, idiomas…

Como dice el papa Francisco, necesitamos ‘pastores con olor a oveja’, que no se queden sentados en sus oficinas, sino que caminen entre la gente y compartan con el pueblo, que verdaderamente sean pastores, no solo de nombre.

DICTO SENTENCIA

  • “Solamente tengo primaria, no hice secundaria, pero me he formado para trabajar a favor de las mujeres”.
  • “Desde que me casé, hace 30 años, mi esposo me apoya. También mis hijos me animan a luchar por nuestros hermanos”.
  • “Hasta 2006 trabajé con monseñor Juan Godayol Colom en la prelatura de Ayaviri”.
  • “He sido catequista, secretaria parroquial y coordinadora de mujeres a nivel de la prelatura”.

Óscar Elizalde

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