Perú se inunda (también por la corrupción)

inundaciones en Perú por el fenómeno Niño Costero

El ‘Niño Costero’, anunciado mucho tiempo atrás, ya causa 90 muertos y afecta a las comunidades más pobres

inundaciones en Perú por el fenómeno Niño Costero

Dos hombres intentan cruzar la calle inundada por el río desbordado en Piura

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Perú afronta una de sus mayores crisis a causa del fenómeno meteorológico Niño Costero, que ha provocado inundaciones por los desbordamientos de los ríos en departamentos como Piura, Lambayeque, La Libertad o Lima, con unas consecuencias devastadoras: 90 muertos, 20 desaparecidos, 347 heridos y un total de 742.101 afectados, según los últimos datos oficiales. Un drama frente al que la Iglesia local no es indiferente.

Contactado por Vida Nueva, Fortunato Pablo Urcey, obispo de Chota y hasta hace unas semanas secretario general de la Conferencia Episcopal de Perú, se muestra impresionado por “tantas viviendas destruidas, puentes hundidos y carreteras cortadas”. Pero, sobre todo, se muestra cercano con las víctimas: “Es mucho el dolor… Las escenas que a diario nos ofrece la televisión son realmente desgarradoras. Me viene a la mente Evangelina Chamorro, una mujer que luchó para alcanzar la orilla invocando a Dios y pensando en sus hijas”.

“La Iglesia –asegura el agustino recoleto– se está haciendo presente de diversas maneras. Los obispos hemos animado a la gente con dos comunicados oficiales, alentando la oración al Buen Padre Dios para que no nos abandone en estos momentos de peligro, poniendo en estrecha relación la caridad con la esperanza y alentando la solidaridad”. Igualmente, agradece “los gestos de solidaridad que llegan desde distintos puntos del mundo, con Francisco a la cabeza. También España se ha hecho presente, y no solo desde el Gobierno. Me alegró sobremanera la decisión de los clubes de fútbol Eibar y Las Palmas al dedicar todos los ingresos de su último encuentro de Liga para los damnificados del Perú”. “Recen también por nosotros”, concluye con emoción.

José Luis Franco, del Instituto Bartolomé de las Casas, en Lima, va más allá y denuncia que “las inundaciones han sacado a la luz la gran desigualdad social que nos aqueja. El anuncio del Niño Costero ya fue advertido desde el año pasado. Por ello, causa indignación que no se hayan tomado medidas preventivas para mitigar los posibles daños. Esto afecta a todos, pero son los pobres quienes, con diferencia, sufren más sus consecuencias”.

Nula previsión

En este sentido, para Franco, la mala acción política está en el fondo del desastre, como demuestran “la informalidad en la venta de propiedades y la adjudicación de títulos en zonas de alto riesgo; la corrupción de los gobiernos regionales y locales por obras sobrevaloradas o mal hechas que no han resistido; o la poca capacidad preventiva del Estado y la sociedad en general que viene de décadas atrás.

Esto es así no porque falten los recursos, al menos en los últimos años, sino porque ello es usado políticamente: es preferible invertir en la reconstrucción posdesastres que en la previsión, porque eso da más rédito político”. “Aunque esta vez –reconoce– el Estado se ha puesto a trabajar. El presidente ha designado a sus ministros como encargados de regiones en emergencia y está siendo clave la acción de las fuerzas armadas y la policía”.

Una oleada de fraternidad a la que se han sumado “miles de compatriotas que, voluntariamente y con sus propios recursos, llevan ayuda a las zonas afectadas”. “Vivimos un desborde de solidaridad –matiza– que contrasta con ese egoísmo que algunos manifestaron cuando se supo del racionamiento del agua en Lima y acapararon toda el agua embotellada de los centros comerciales para especular luego con su precio”.

Publicado en el número 3.030 de Vida Nueva. Ver sumario

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