Los nuevos faraones que lastran el impulso misionero

mujeres y niños iraquíes huyen de la guerra como refugiados

El Teresianum de Roma dedica su 58ª Semana de Espiritualidad a las implicaciones del éxodo hoy

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Familias iraquíes huyendo de su país

DARÍO MENOR (ROMA) | El desafío migratorio que vive hoy el mundo, con cifras nunca vistas desde la II Guerra Mundial, interpela a la reflexión teológica y espiritual. Con este enfoque se celebró, del 5 al 9 de marzo, la 58ª Semana de Espiritualidad en la Pontificia Facultad Teológica y Pontificio Instituto de Espiritualidad Teresianum de Roma. Bajo el lema El Éxodo hoy. Reflexiones y propuestas para una Iglesia en salida, los ponentes afrontaron la cuestión desde diversas perspectivas, como la visión africana, la dimensión patrística o la bíblica. También contaron las jornadas con una explicación de cómo responder a este reto hoy con los corredores humanitarios, detallados por una de sus propias impulsoras, Daniela Pompei, de la Comunidad de Sant’Egidio.

“Aunque dentro de la comunidad cristiana se habla bastante del éxodo, hay que intentar comprender cómo los fieles comunes perciben esta categoría, porque tal vez se presenta en ocasiones una cierta incertidumbre. No siempre se entiende de forma natural que el camino tiene una serie de aspectos positivos, pero también de dificultades”, explica el carmelita descalzo italiano Silvano Giordano, subdirector del Teresianum y organizador de la Semana de Espiritualidad.

“El éxodo puede verse en dos planos diferentes. Por un lado, está su concepción como categoría teológica, lo que se percibe sin problema alguno. Luego está cuando se lleva al plano existencial, en el que cada uno tiene su recorrido vocacional y postura pastoral. En una parroquia o en el trabajo con grupos se encuentran situaciones que exigen decisiones, que a veces generan rechazo. Surgen, por tanto, preguntas que se responden de manera distinta según las circunstancias y las personas”.

Iglesia en salida

Una de las charlas corrió a cargo del carmelita descalzo burundés Antoine M. Zacharie Igirukwayo, quien habló sobre la experiencia del éxodo como clave de lectura en el desarrollo de las comunidades y del pensamiento africano. “Entender el éxodo ayuda a comprender el hecho actual de los inmigrantes que llegan en masa a sociedades que están envejeciendo”, dice Igirukwayo, que se pasa la mitad del año como docente en África y la otra mitad en el Teresianum.

“El otro no es a priori una amenaza. Cuando salimos de nuestro egoísmo y somos capaces de ver al prójimo, se ve que nos ofrece un enriquecimiento. También para pensar bien hace falta el pensamiento del otro. El reflejo que cada persona provoca en el otro hace que seamos capaces de vernos con un ojo más crítico, racional e universal”.

Para el profesor burundés, el hecho del éxodo está intrínseco en la conciencia de los cristianos africanos. “El Credo recuerda siempre el suceso del Dios que pasa y hace salir de una posición, es como una clave para entender cómo Dios ha intervenido en la historia de África”.

Otro de los ponentes fue el carmelita descalzo croata Dario Tokic, quien habló sobre la dimensión pascual y las implicaciones que tiene para la comunidad cristiana la expresión de “Iglesia en salida” acuñada por Francisco. “La idea del éxodo no permite mantener el statu quo”, dice Tokic, advirtiendo que el ultraconservadurismo va contra la propia índole de la fe cristiana, basada sobre la idea y el evento del éxodo. “Hay que pensar qué estímulos necesitamos para conseguir una transformación misionera. ¿Cuáles son mis faraones, mis esclavitudes, mis miedos y obstáculos que me lastran en el impulso misionero?”.

Publicado en el número 3.029 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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