Gloria Fuertes, católica inconformista

En el centenario de su nacimiento, nos acercamos a su desconocida y profunda veta religiosa

Gloria Fuertes, escritora poeta siglo XX

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | ¿Quién fue Gloria Fuertes? Si hiciéramos esa pregunta, probablemente la respuesta fuera que una entrañable anciana, de pelo blanco, gran sonrisa y voz ronca, que aparecía en la tele en los años ochenta y escribía poemas infantiles, repletos de humor y juegos de palabras. O, acaso, que una autora de innumerables libros infantiles, con títulos como La gata chundarata o La oca loca, que siguen vendiéndose y editándose con éxito y haciendo las delicias de los más pequeños.

Muy pocos contestarían, en cambio, como lo hace Paloma Porpetta, directora de la Fundación Gloria Fuertes: “Una de las grandes y más polifacéticas autoras de la literatura española contemporánea”.

Sin embargo, la definición de Porpetta, hija de Luz María Jiménez Faro –quien fuera albacea literaria de la poeta madrileña–, es bastante cercana a lo que significa el legado y memoria de una de las voces más singulares de la literatura española de la segunda mitad del siglo XX. “Era una grandísima poetisa para adultos –sigue afirmando Porpetta–, y se trata de reivindicar su lugar en el panorama literario del siglo pasado, en el que ha sido fundamental”.

La poesía de Gloria Fuertes –que nació en Madrid el 28 de julio de 1917– va mucho más allá de esa literatura infantil, de la que fue una gran renovadora y una auténtica best seller. “Esa dimensión eclipsó su poesía de adultos en España, pero no fuera. Es una de las poetisas fundamentales de la posguerra española y se trata de rehabilitarla, de que se conozca no solo a esa Gloria de niños, sino también de adultos”, insiste Porpetta. (…)

“El amor, la convivencia, la guerra y el pacifismo son sus principales temas”, cuenta Porpetta. “Su poesía tiene una gran carga social y reflexiva sobre los grandes temas, por eternos y próximos: la soledad, el dolor, la injusticia social, el amor, Dios, la muerte. Y ha tratado de contárnoslos de un modo tan peculiar que puede parecer espontáneo y desenfadado pero que es, en realidad, tajante y corrosivo”, añade el escritor y editor Seve Calleja.

Ese Dios que cita Calleja fue mucho más que recurso poético de una autora que, como describe Porpetta, “se declara católica inconformista, pero Dios sigue siendo un Dios cercano, al que reclama y compadece”. Basta leerla, desde su primer poemario publicado, Isla ignorada (1950), para darse cuenta que fue una excepcional poetisa religiosa: honda, franca, reflexiva, inconformista y enormemente contemporánea. (…)

Publicado en el número 3.029 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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