La Cuaresma de Francisco: huir de “las palabras vacías” y “la crítica áspera”

papa Francisco recibe ceniza el Miércoles Ceniza 1 marzo 2017

El Papa reclama a los sacerdotes una fe madura y creativa, sin la cual “podemos hacer mucho mal”

papa Francisco recibe ceniza el Miércoles Ceniza 1 marzo 2017

El cardenal Tomko impone la ceniza a Francisco

ANTONIO PELAYO (ROMA) | De todas las ceremonias que el Papa celebra en Roma fuera del Vaticano, la más antigua y significativa es la del Miércoles de Ceniza. El rito comienza a las 16:30 de la tarde en la abadía benedictina de San Anselmo, en la colina del Aventino. Allí, se inicia la procesión que conduce a la cercana basílica de Santa Sabina, una de las iglesias más antiguas de Roma y centro espiritual de los dominicos desde 1219.

Llegados al templo, Francisco inició la eucaristía, durante la cual se procedió a la imposición de las cenizas. Sobre su cabeza las impuso el cardenal eslovaco Jozef Tomko, titular de la basílica. “Estamos hechos de polvo –dijo Bergoglio–. Sí, pero polvo en las amorosas manos de Dios, que sopló su espíritu de vida sobre cada uno de nosotros y quiere continuar haciéndolo”.

“Ese soplo de vida –continuó– nos salva de otros soplos: la asfixia sofocante generada por las mezquinas ambiciones y silenciosas indiferencias; asfixia que sofoca el espíritu, limita el horizonte y anestesia el pálpito del corazón. (…) La Cuaresma quiere decir no a la contaminación intoxicante de las palabras vacías y sin sentido, de la crítica áspera y veloz, de los análisis simplificadores que no consiguen abrazar la complejidad de los problemas humanos, especialmente de los que más sufren. La Cuaresma es tiempo de decir no a la asfixia de una oración que nos tranquiliza la conciencia (…). Cuaresma es un tiempo para volver a respirar (…). Es el camino desde la esclavitud a la libertad, del sufrimiento a la alegría, de la muerte a la vida”.

Esta idea la había desarrollado por la mañana durante la audiencia general en la Plaza de San Pedro. Allí, a los miles de fieles que le escuchaban les pidió que participen en “las campañas de solidaridad que promueven muchos organismos eclesiales en diversas partes del mundo para testimoniar la cercanía a los necesitados”.

Marie Collins se va

Ese día, la Sala de Prensa de la Santa Sede publicó una declaración de la Pontificia Comisión para la Tutela de los Menores anunciando que uno de sus miembros, Marie Collins, había comunicado a su presidente, el cardenal O’Malley, su intención de dimitir.

“En su discusión con el cardenal –reconocía la nota– y en su carta de dimisión dirigida al Santo Padre, la señora Collins citaba su frustración por la falta de cooperación con la Comisión de otras oficinas de la Curia romana. (…) El Santo Padre ha aceptado la dimisión de la señora Collins expresando su profundo aprecio por su trabajo a favor de las víctimas/supervivientes de los abusos clericales”.

Por su parte, el arzobispo capuchino de Boston hacía llegar en otra declaración su “muy sincero agradecimiento por la extraordinaria colaboración que la señora Collins ha dado como miembro fundador de la Comisión”, así como “por su voluntad de continuar trabajando con nosotros en la educación de los líderes eclesiásticos, incluidos los programas previstos para los nuevos obispos y los dicasterios de la Curia”.

Simultáneamente, se hizo pública la carta con la que la septuagenaria irlandesa (víctima de los abusos sexuales de un sacerdote cuando tenía 13 años) explicaba su decisión. En ella, tras asegurar que está convencida de la “genuina” voluntad del Papa y de los otros miembros de la Comisión (creada en marzo de 2014) para poner fin a los abusos clericales, lamentaba amargamente la falta de colaboración de diversos organismos curiales. “La del dicasterio más implicado en los casos de abusos –precisaba con pesar– ha sido vergonzosa”.

Se refiere, claro está, a la Congregación para la Doctrina de la Fe, que preside el cardenal Müller. Y añadía: “A finales del año pasado, una simple recomendación, aprobada por el papa Francisco, había sido enviada a dicho dicasterio para un pequeño cambio en la atención a las víctimas y supervivientes. En enero he sabido que el cambio había sido rechazado. Al mismo tiempo, una petición para la cooperación para la salvaguardia de los menores fue igualmente rechazada”.

En declaraciones al Corriere della Sera, Müller negó esa falta de colaboración, pidiendo que se acabe con “ese cliché o idea según la cual, por un lado, está el Papa, que quiere la reforma, y, por el otro, un grupo de resistentes que quieren bloquearla”.

encuentro del papa Francisco con el clero sacerdotes de Roma basílica de San Juan de Letrán marzo 2017

El Papa con los sacerdotes de Roma en San Juan de Letrán

Encuentro con el clero de Roma

Volviendo a la Cuaresma, el jueves 2, Francisco celebró un multitudinario encuentro con el clero de Roma en su “catedral” de San Juan de Letrán. Allí, antes de dirigirse a los más de mil sacerdotes asistentes, acudió a un confesionario, donde impartió el sacramento de la reconciliación a 12 presbíteros (más adelante, les diría: “Un sacerdote o un obispo que no se siente pecador, que no se confiesa, se cierra en sí mismo, no progresa en la fe”).

Esta vez, el Papa traía tan preparado su discurso que, al final, se le repartió a los presentes junto con otro libro-entrevista con el sacerdote nonagenario argentino Luis Dri: No tengas miedo de perdonar. El confesor del Papa habla.

Bergoglio articuló su larga meditación como respuesta a la petición de los discípulos a Cristo: “¡Señor, aumenta nuestra fe!”, y la dividió en tres partes: memoria, esperanza y discernimiento del momento. “Nosotros, sacerdotes –les interpeló–, si no tenemos una fe madura, capaz de generar la fe en los otros, podemos hacer mucho mal, pero si la fe crece, se hace mucho bien”.

Recordando el modelo petrino y sus tentaciones, añadió: “Pedro ha cometido el peor de los pecados y, sin embargo, le hicieron papa; para un sacerdote es bueno saber integrar sus tentaciones y sus pecados, para que la fe no disminuya, sino que madure y sirva para reforzar la fe de los que le han sido encomendados”.

Audiencia al nuevo prelado del Opus Dei

Ya el viernes 3, el Papa recibió en audiencia a Fernando Ocáriz, nuevo prelado del Opus Dei. En 25 minutos de relajada charla, Ocáriz le comentó que, durante el congreso en el que fue elegido, la Obra asumió tres prioridades: familia, juventud y sensibilidad activa por los más necesitados.

El Papa se mostró muy agradecido por la labor y les pidió poner especial incidencia en una “periferia”, la de las clases medias y el mundo profesional e intelectual.

Menos déficit

El buen hacer económico por parte de las instituciones financieras impulsadas por Francisco parece que está dando sus frutos. Presentado el balance de 2015, se comprueba que se ha reducido el déficit en 12,4 millones de euros respecto a 2014, cuando las pérdidas ascendían a 24 millones.

Respecto a los ingresos, la Secretaría de Comunicación de la Santa Sede confirma que, en el ejercicio de 2015, el Governatorato obtuvo 59,9 millones de ingresos, en su mayor parte provenientes de los Museos Vaticanos. A su vez, las aportaciones de las Iglesias locales a la Santa Sede llegaron a los 24 millones.

Publicado en el número 3.027 de Vida Nueva. Ver sumario

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