Leonardo Cárdenas. Rector del Seminario Mayor San José

“Pretendemos responder a los retos de una ciudad multicultural”

En el marco del trabajo que en todo el país se realiza para redefinir la formación inicial de futuros sacerdotes, Leonardo Cárdenas, rector del Seminario Conciliar de Bogotá, considera que es importante responder dinámica y eficazmente a las necesidades de la Iglesia en el momento histórico que vivimos. A su parecer, la formación debe estar en permanente revisión. Vida Nueva lo entrevistó en la sede de la Conferencia Episcopal, durante el más reciente encuentro nacional de rectores de seminarios.

¿Cuál es el perfil de sacerdote que se proponen formar de cara a una ciudad como Bogotá?

Bogotá ha iniciado desde hace ya algunos años un trabajo arduo en la creación de un nuevo plan de evangelización; este es el plan que ha inspirado el perfil del sacerdote que nosotros pretendemos formar: fundamentalmente, un discípulo misionero, al encuentro de las personas; capaz de reconocer las periferias existenciales, responder a ellas y a los retos de una ciudad multicultural como Bogotá.

¿Cómo recibe la nueva Ratio Fundamentalis propuesta por la Congregación para el Clero?

Indudablemente, como un momento de gracia; un kairós, en el que el Señor nos ayuda a descubrir el camino que la Iglesia necesita seguir en materia de formación. Es un momento particularmente importante de la historia; una posibilidad de ponernos al día con asuntos que estaban pendientes. Estábamos funcionando con una ratio de 1970. Había algunas contribuciones significativas del magisterio pontificio; pero era necesario concretar todo eso en un documento específico, capaz de ayudarnos a orientar la formación sacerdotal de acuerdo con las novedades del tiempo que estamos viviendo.

¿Qué continuidad encuentra en el documento entre el pensamiento del papa Francisco y los desafíos de la formación?

El interés por formar a un sacerdote para el tiempo de hoy, fundamentalmente un sacerdote misionero, con capacidad de salir; sensible a las necesidades de las personas; compasivo y cercano; un verdadero ministro de Dios en medio de la comunidad humana.

La alusión a “un pastor con olor a oveja”, ¿cómo desafía el ministerio, para el caso de la capital?

Fundamentalmente, invita a insertarse en la comunidad, para interactuar constantemente con las personas; a estar presente de tiempo completo; a que haya interés hacia la gente, no solo hacia quienes van al templo: todos los que pertenecen a la comunidad que ha sido confiada.

¿Qué sigue en los próximos meses, de cara a la redefinición de la formación en el país?

Los lineamientos generales dan cuenta de todas las cosas que son fundamentales a nivel universal. Corresponde ahora hacer un análisis serio de nuestra realidad colombiana: iluminados por esa ratio, estructurar la nuestra, de manera que corresponda a las necesidades de la Iglesia en el contexto colombiano. El esfuerzo y los aportes estarán orientados en esa línea: ver qué es lo específico de nuestra realidad nacional, para responder a eso desde lo que nos propone la Ratio.

¿Algo en particular que considera ineludible?

La conciencia de la necesidad de formar pastores que respondan integralmente a las necesidades de la Iglesia, de este momento histórico; esto obligará seguramente a hacer una revisión constante, porque el momento histórico actual será distinto del de dentro de cinco años; y así sucesivamente. Que sea una ratio nacional dinámica, que permita una actualización constante, para responder eficazmente al momento histórico en que se estén formando los candidatos.

VNC

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