David Pereira. Arqueólogo y antropólogo

“La vida de las culturas ancestrales era mejor que la que tenemos ahora”

Desde hace 40 años el arqueólogo y antropólogo boliviano David Pereira investiga y promueve la recuperación y conservación de las qollqas de Cotapachi, un enorme complejo de aproximadamente 2.500 silos para el acopio del maíz que se producía en los valles cercanos a Cochabamba, considerado el mayor centro de almacenamiento del imperio incaico y un ejemplo tangible de ‘autonomía alimentaria’, sobre la base del trabajo colectivo y del ‘buen vivir’ de los pueblos originarios.

Tras cuatro décadas de estudios arqueológicos y antropológicos, ¿cuál ha sido su mayor hallazgo?

Una de las cosas que más me ha impresionado es la relación y el tratamiento de las culturas ancestrales con el medio ambiente. Eran tiempos en los que no se hacía uso de cuanta materia prima existiera, de forma masiva y extractivista, como sucede en el actual modelo globalizado y capitalista, sin importar su impacto ambiental.

Particularmente en la época incaica, que fue el último momento de la evolución y del desarrollo del proceso cultural de nuestros ancestros, previo al contacto con los europeos y con el resto del mundo, este pueblo nos ha dejado enseñanzas increíbles. Una de las más importantes es la capacidad que tuvieron para organizar un modelo de integración de un país gigantesco que se llamaba el Tawantinsuyo, con capital en Cuzco, a nivel estatal, económico, religioso, etc., dando lugar a una sociedad con alto nivel de calidad de vida. Y uno de los indicadores de la calidad de vida es la alimentación.

¿Hemos conservado la calidad de vida de nuestros antepasados?

Me inscribo en la perspectiva de valorar la calidad de vida que había antes. En muchos sentidos la calidad de vida de las culturas ancestrales era mejor que la que tenemos ahora. Las qollqas incaicas de Cotapachi, por ejemplo, son una expresión de cómo con una tecnología tan sencilla –sin maquinarias, fertilizantes ni químicos–, era posible un sistema eficiente de trabajo con la tierra que lograba producir cantidades de maíz a escalas extraordinarias y de gran calidad, al servicio del Tawantisuyo, el cual era almacenado y conservado en un terreno de más o menos 45 hectáreas, a través de este tipo de infraestructura [las qollqas] de forma circular, en piedra, barro y paja, de tres metros de altura y dotadas de un sistema de ventilación y refrigeración natural.

¿Cómo asumir y preservar este legado?

Creo que es importante que todos, pero en especial los jóvenes, descubramos cómo en otros momentos de la historia y bajo otros parámetros, las civilizaciones amerindias han logrado hacer frente y cubrir demandas alimentarias similares a las que tenemos hoy, y que lamentablemente también pasan por la desigualdad y la pobreza.

Debemos asumir con seriedad el tema de la ‘seguridad alimentaria’ que, si somos fieles a los saberes ancestrales, apela a la ‘autonomía alimentaria’ como alternativa para no depender de los vaivenes de los precios internacionales que tanto nos afectan.

¿Por dónde empezar?

Me parece fundamental recuperar la noción del ‘buen vivir’ de las culturas ancestrales. Muchos confunden el ‘buen vivir’ con el confort: tener auto, televisión por cable, refrigerador lleno… todas las comodidades. Desde la perspectiva alimentaria, el ‘buen vivir’ se traduce en equilibrio, buena salud, e igualdad, porque vivir bien no debe ser un privilegio de los que tienen dinero.

DICTO SENTENCIA

  • “Las qollqas son silos incaicos que fueron construidos alrededor del año 1.450, durante el reinado del inca Huayna Cápac”.
  • “Los incas utilizaban el maíz almacenado en los valles de Cochabamba para fines políticos, religiosos y militares”.
  • “Actualmente el maíz se encuentra entre los cinco alimentos más consumidos del mundo”.

Óscar Elizalde

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