Los cristianos catalanes, en la calle por los refugiados

manifestación volemacollir en Barcelona reclamando al Gobierno que acoja refugiados 18 febrero 2017

El arzobispo Omella animó a los participantes en la manifestación de Barcelona a “seguir cerca de los más vulnerables”

manifestación volemacollir en Barcelona reclamando al Gobierno que acoja refugiados 18 febrero 2017

Miles de personas se manifestaron en Barcelona el 18 de febrero

JORDI LLISTERRI (BARCELONA) | Bajo el lema Casa nuestra, casa vuestra, Cataluña está viviendo durante las últimas semanas una movilización transversal a favor de la acogida de refugiados por parte de la sociedad civil. Asociaciones sociales y culturales, colegios profesionales, ONG, sindicatos y también varias entidades cristianas han apoyado la iniciativa, que exige que el Gobierno central cumpla su compromiso con la Unión Europea de acoger a 10.772 refugiados. Hasta hoy han llegado poco más de 500.

El sábado 18 de febrero, una manifestación congregó a decenas de miles de personas en el centro de Barcelona diciendo #volemacollir [queremos acoger], en lo que fue una de las concentraciones más concurridas de los últimos años, y que recordó a las movilizaciones del No a la guerra de 2003. Como entonces, la presencia de sectores cristianos fue amplia, y jesuitas, maristas, escolapios, vedrunas, Cáritas, Manos Unidas, profesores de religión, movimientos de Acción Católica, parroquias… recorrieron también las calles de la Ciudad Condal.

La víspera de esta movilización, el arzobispo Juan José Omella hizo público un comunicado en el que agradecía “la generosidad de nuestro pueblo en el acompañamiento de las personas que sufren y, muy en particular, por aquellas instituciones de Iglesia que con su acción diaria se encuentran cerca de los más vulnerables”. Y añadía: “Animo a todas ellas a seguir fieles a esta tarea de ayuda, siguiendo las palabras de Jesús de que se nos juzgará por aquello que hagamos y no por lo que digamos”.

Entre las primeras instalaciones que han acogido refugiados en Cataluña está una casa cedida por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en Manresa y el antiguo Seminario de Vic. El Arzobispado de Barcelona también ha puesto a disposición de la Generalitat varias plazas. Por su parte, la Comunidad de Sant’Edigio y Cáritas acogen a familias sirias desde el inicio del conflicto y, desde hace unas semanas, lo hace la Fundació Benallar, creada por 39 congregaciones religiosas.

Óscar Mateos, miembro de Cristianismo y Justicia, argumenta que esta movilización tan plural se debe a “una sensación de frustración de mucha gente que quiere hacer alguna cosa, pero no sabe qué puede hacer”. En su opinión, la sensibilidad hacia este tema es anterior a Francisco: “Recoge un bagaje previo, como fueron los encierros de sin papeles en las iglesias en 2001, o la campaña para cerrar el Centro de Internamiento de Extranjeros de Barcelona”. Los antecedentes, añade, han facilitado que el mensaje de Francisco haya calado, pero el Papa también obliga a tomar partido a gente que quizás no lo habría hecho”.

Escuelas contra los mensaje del miedo

La crisis de refugiados también ha tenido gran presencia en el ámbito educativo. En enero, la Escola Pia de Cataluña envió a una responsable de pastoral a los campos de refugiados de Grecia para impulsar un programa de voluntariado entre los docentes. Y a mediados de febrero, todas la escuelas de los jesuitas se unían en un concierto solidario.

El tema también está presente en las aulas de buena parte de las escuelas cristianas. Desde la Escola Pia Nostra Senyora de Barcelona, su director, Ricard Coma, explica que intentan que los jóvenes asuman “el vía crucis de toda persona que emigra”.

Ya hace un año que, a través de charlas, exposiciones o la revista de la escuela, quieren que los alumnos vean “que todos somos iguales y que se trata de personas muy cercanas, con quien compartimos el Mediterráneo. Hoy son ellos y mañana podemos ser nosotros, como lo fueron nuestros abuelos”. Se trata de “generar un valor de ciudadanía y de contrarrestar los mensajes del miedo que les pueden llegar”, explica Coma para justificar que los refugiados sean un centro de interés dentro de la escuela.

Publicado en el número 3.025 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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