PARAGUAY – Solo “un gesto de indecoro”

El arzobispo Valenzuela pidió “no hacer de una piedrita, una montaña” ante un caso de abuso por parte de un sacerdote

Muchos le temen al cuarto poder. Y es lógico que así suceda, ya que el periodismo –especialmente en esta era de las redes– tiene una extraordinaria capacidad de influencia en la opinión pública y en la vida de la gente. Con otras palabras lo ha reafirmado recientemente el arzobispo de Asunción y presidente de la Conferencia Episcopal de Paraguay (CEP), Edmundo Valenzuela, al referirse a la denuncia por abuso contra el párroco de la parroquia San José de Limpio (Gran Asunción), Silvestre Olmedo.

“Debemos cuidar de no hacer de una piedrita, una montaña. Esto quiere decir, que cuidemos la información de un hecho similar para evitar daños mayores, producidos por la difusión en los medios de comunicación”, fue una de las recomendaciones que el arzobispo les dio a los jóvenes de esta parroquia.

Sucede que la denuncia contra Olmedo la hizo Alexandra Torres –de 20 años, integrante de la pastoral juvenil de dicha parroquia– en la Policía Nacional y en el Ministerio Público Fiscal el pasado septiembre, luego de percibir que se habían minimizado el hecho en el ámbito eclesiástico. “Monseñor Valenzuela nos recibió y anotó todo lo que le manifestamos, pero no hizo nada más que instarnos a orar por el sacerdote. Nunca se lo suspendió ni le pidieron rendir cuentas de lo que hizo, por eso renuncié a trabajar con los temas juveniles y ya no voy a misa”, comentó Torres a la prensa.

Tras culminar la investigación que inició la CEP, el arzobispo de Asunción emitió un comunicado el pasado 31 de enero, dirigido a los jóvenes de la pastoral juvenil de la parroquia San José de Limpio. Allí, además de pedirles “no hacer de una piedrita, una montaña…”, les aseguró que “el hecho en sí constituye un gesto de indecoro”. Y agregó: “hemos retirado al Padre Silvestre Olmedo de la Parroquia, y le hemos dado orientaciones según los criterios de la vida presbiteral. Él mismo los aceptó y se dispuso a reparar el daño moral, mediante los ejercicios espirituales y una vida austera, durante todo el período de investigación canónica”.

Y recomendó para casos similares, “conversar previamente y con sentido de respeto, con la persona interesada y luego con el sacerdote decano del lugar, hasta llegar al obispo si fuese necesario”.

Luego de que el comunicado haya llegado a los jóvenes, Alexandra Torres se manifestó indignada, lógicamente. “Ellos tratan de mejorar la situación para los fieles fanáticos, pero para nosotros los jóvenes, que estamos medio tambaleantes en la Iglesia, no nos convence su comunicado”, aseveró.

 

“Venceremos a satanás”

La joven denunciante había indicado que el sacerdote la venía acosando sistemáticamente de forma verbal hasta que, el 21 de setiembre del año pasado, pasó al manoseo. Esto último motivó las diversas denuncias tanto en el marco eclesial como en el judicial.

Torres había declarado a la prensa que Olmedo “primero me decía que era linda, me acariciaba el pelo y ya me incomodaba”. Por ser una referente juvenil en la parroquia, debía trabajar muy cerca del sacerdote, por eso “traté de evitarlo lo más que se pudo”. Y detalló: “Una tarde yo fui a redactar una nota a la secretaría de la casa parroquial, él se me acercó por la espalda, me acarició y luego fue hacia mi pecho”.

La denuncia de Torres tomó estado público recién en diciembre, ya que la joven tenía miedo porque no sabía cómo podía ser tomada ella y su situación. Si bien el sacerdote Olmedo había admitido haberse propasado con la joven a un grupo de jóvenes de la pastoral juvenil, los vecinos limpeños se movilizaron para apoyar a Olmedo con consignas tales como “venceremos a satanás” y “la Iglesia unida jamás será vencida”.

Viendo esta respuesta de la gente y de la Iglesia, tristemente, se comprende el miedo de la joven.

Por FERNANDO COSTA. ASUNCIÓN

 

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