“Soluciones ilimitadas” para los divorciados vueltos a casar en Alemania

Heiner Koch, arzobispo de Berlín

Los obispos apelan al discernimiento honesto que propone el papa Francisco en ‘Amoris laetitia’

manos de novios

RUBÉN GÓMEZ DEL BARRIO (BERLÍN) | Los obispos alemanes acaban de aprobar un documento en el que reconocen que los divorciados vueltos a casar requieren “soluciones diferenciadas” mediante un proceso que “abre la posibilidad de recibir los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía” para cada caso concreto. El texto, titulado La alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la Iglesia, toma como punto de partida la exhortación apostólica Amoris laetitia del papa Francisco y, tras meses de discusión por parte de los prelados germanos, fue aprobado el 23 de enero y presentado el 1 de febrero.

El documento episcopal, que reúne una suerte de criterios de discernimiento para la pastoral con estas personas, parte de la indisolubilidad matrimonial y aclara que no todos los fieles divorciados y vueltos a casar pueden acceder a los sacramentos. Los pastores destacan, asimismo, la importancia de la conciencia, y sostienen que la decisión individual de no verse capacitado para recibir los sacramentos merece el mismo respeto que recibirlos. Aunque algunos prelados han mostrado su oposición, la mayoría está de acuerdo en que Amoris laetitia muestra una forma posible e individual de admitir a los sacramentos a los divorciados casados de nuevo.

Nada nuevo

“Los obispos alemanes no hemos hecho ninguna propuesta nueva o diferente”, asegura a Vida Nueva el arzobispo de Berlín, Heiner Koch. “Estamos convencidos –añade el también presidente de la Comisión para el Matrimonio y la Familia de la Conferencia Episcopal Alemana– de que esa intención, en la letra y en el espíritu, es la que el propio Francisco escribió en Amoris laetitia para hacer frente a la fragilidad de los matrimonios. Como dice uno de los capítulos: acompañar, discernir e integrar la fragilidad”.

Tras criticar actitudes rigoristas, basadas en juicios rápidos, los obispos apuntan que, “en vez de actitudes extremas, debe existir un discernimiento” de cada caso personal y familiar, y de ahí que sean necesarias “soluciones diferenciadas y apropiadas a los casos individuales que se pueden aplicar cuando el matrimonio no se puede anular”.

Preguntado por esta revista sobre esas soluciones, Koch responde: “Ilimitadas, siempre y cuando el proceso de formación de una conciencia se haga con honestidad”. Y ratifica su argumentación citando el n. 300 de Amoris laetitia, cuando Francisco escribe que “los divorciados vueltos a casar deberían preguntarse cómo se han comportado con sus hijos cuando la unión conyugal entró en crisis; si hubo intentos de reconciliación; cómo es la situación del cónyuge abandonado; qué consecuencias tiene la nueva relación sobre el resto de la familia y la comunidad de fieles; qué ejemplo ofrece esa relación a los jóvenes que deben prepararse al matrimonio”.

Luego, los pastores remiten al n. 301 de la exhortación, que, a su juicio, abre las puertas a la comunión a quienes viven en una situación objetiva de pecado. En esta línea, Koch matiza que, “en el n. 37, Francisco escribe que estamos llamados a formar las conciencias, pero no a pretender sustituirlas, y añade que tenemos dificultad para presentar al matrimonio más como un camino dinámico de desarrollo y realización que como un peso que soportar toda la vida”.

Finalmente, la jerarquía alude a la importancia de contar en el proceso de toma de decisiones con el acompañamiento de un director espiritual. “En nuestro documento llamamos a los obispos, además, para que capaciten a nuestros pastores en la concienciación de nuestros fieles”, concluye Koch.

Publicado en el número 3.023 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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