PARAGUAY – Al rescate de las ruinas jesuíticas

Comenzaron las conversaciones para iniciar trabajos de conservación de las ruinas de San Cosme y Damián.

Quedaron inauguradas una serie de diálogos cuatripartitos entre la Secretaría Nacional de Cultura (SNC), la Secretaría Nacional de Turismo (SNT), la Municipalidad de San Cosme y Damián y la Iglesia Católica en torno a los primeros pasos que deberían darse para iniciar los trabajos que llevarán a preservar y conservar las ruinas jesuíticas de San Cosme y Damián.

Como representantes de la Iglesia participaron del encuentro, realizado el jueves 19 de enero, el obispo de la diócesis de Encarnación, Francisco Javier Pistilli Scorzara, y el párroco local, Adolfo Benítez. Esta primera reunión ha servido para definir próximas acciones conjuntas con las autoridades locales para impulsar una labor coordinada con el objetivo de preservar y conservar la Iglesia de San Cosme y Damián y el casco histórico de la ciudad.

La misión jesuita de San Cosme y Damián es una única arquitectura de dos pisos en la que todavía se mantienen el cielo raso con varias de sus pinturas originales. Esta misión fue el principal observatorio astronómico de la época colonial en Sudamérica. Fue fundada en 1632 por el jesuita Adriano Formoso quien puso ese nombre en homenaje a dos hermanos mellizos, que fueron médicos y boticarios, martirizados siglos atrás en Sicilia.

Esta reducción quizás sea la que más cambios sufrió. Sus habitantes tuvieron que trasladarse en varias oportunidades hasta que en 1718 se ubican definitivamente al norte del río Paraná, donde se encuentra actualmente. Se halla situada en una serie de colinas que bordean el río frente a la Isla Yacyretá, muy cerca de la represa hidroeléctrica proyectada por los gobiernos paraguayo y argentino.

La reducción de San Cosme y Damián es famosa, incluso en Europa, gracias al jesuita Buenaventura Suárez que desde el año 1703 inició los estudios sobre astronomía y, ayudado por los indígenas del lugar, construyó un telescopio, un cuadrante astronómico y un reloj astronómico que, aunque eran muy rudimentarios, eran exactos en su funcionamiento. Con ellos se realizaron trabajos de investigación que causaron asombro en universidades europeas. Su obra principal fue El Lunario del Siglo, a través del cual se podían conocer los fenómenos astrales a suceder con varios años de anticipación.

FERNANDO COSTA. ASUNCIÓN

 

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