CHILE – De la conmoción al espanto

El más devastador incendio ocurrido en el país podría ser intencional.

Al momento de cerrar esta nota, 140 focos han quemado 600 mil hectáreas en la zona central de Chile de los cuales uno está extinguido, 54 controlados y 85 en combate. Después de varias semanas en las que el fuego ha avanzado 500 kilómetros arrasando con poblados, plantaciones agrícolas, animales y bosque, la cifras son conmovedoras: 3782 damnificados de los cuales 1108 están en alguno de los 42 albergues; hay 1047 viviendas destruidas y 11 personas muertas, además de muchos heridos.

Conmoción

Sin duda, Chile está mejor preparado para afrontar los terremotos que estos reiterados incendios de verano. Es la época en que no hay lluvias en la zona central, durante varios meses, por lo que el pasto está seco, con altas temperaturas y viento. Todas estas características facilitan la propagación de cualquier inicio de fuego.

Por su parte, la cordillera de la costa, en toda la zona central, ha sido elegida para extensas plantaciones forestales de pino y eucaliptus. En los últimos diez años la gravedad de los incendios ha ido en aumento, llegando esta vez a un nivel traumático; sin embargo, la preparación para la prevención no ha ido en paralelo.

A las decenas de aviones y helicópteros que han llegado a actuar en varias regiones, se ha sumado la presencia de un par de cientos de voluntarios que se han integrado a los más de 10 mil chilenos: bomberos, brigadistas, policías, militares, civiles y los mismos habitantes de las zonas afectadas. El Gobierno ha decretado zona de catástrofe a cuatro regiones del país y empieza a tomar medidas para ir en ayuda de los damnificados.

La prolongación de esta tragedia agrega la necesidad de abastecer con alimentos, agua y lugares de descanso a esos miles de voluntarios. Nuevamente la solidaridad de los chilenos ha sido puesta a prueba y en todo el país se han definido centros de acopio para recibir la ayuda que se envía a las distintas zonas afectadas. Una de ellas ha sido Caritas Chile y sus organismos de las diócesis. También varios obispados y sus parroquias han adoptado iniciativas diversas para colaborar con damnificados o con voluntarios.

El papa Francisco, en un mensaje al obispo Santiago Silva, presidente de la Conferencia Episcopal, pide transmitir “a los familiares de las víctimas su sentido pésame y exprese su cercanía espiritual a los heridos y a cuantos sufren las consecuencias de esta catástrofe”. Agrega que pide al Señor “inspire en todos sentimientos de solidaridad para que en estos momentos tan difíciles colaboren eficazmente con generosidad y caridad a atenuar el dolor y a superar las adversidades”.

Espanto

A la conmoción de ver el fuego arrasando con el trabajo y las viviendas de tantas familias, se ha ido consolidando una sensación de espanto al verificarse que el origen de esta tragedia está en irresponsabilidad de personas, como ha quedado formulado en la denuncia hecha por el Fiscal Regional, Emiliano Arias, contra el gerente de la Compañía General de Electricidad a quien responsabiliza por el origen del incendio en la zona de Pumanque. La denuncia atribuye la causa del fuego a la falta de mantención del tendido eléctrico de alto voltaje y a su incumplimiento de normas de prevención. Esta misma causa podría haber dado origen al fuego en otros lugares. A este hecho, se suman sospechas de otras causas intencionales ya que son 34 las personas que han sido detenidas por la policía bajo la acusación presunta de provocar quemas.

El ministro de Defensa, José Antonio Gómez, el martes 31 de enero aseguró que “hoy se planificará una gran ofensiva con los nuevos medios que están llegando” de otros países como son los grandes aviones cisterna. Por su parte la presidenta Michelle Bachelet anunció el inicio oficial de las obras de reconstrucción en las zonas que fueron afectadas por los incendios.”Vamos a reiniciar de inmediato las actividades de reconstrucción de las zonas afectadas. Además, vamos a continuar con el combate del incendio y se va a iniciar la entrega de beneficios a los afectados”, dijo. Y precisó: “se mantiene la gravedad de los incendios”, con la diferencia de que ahora se cuenta con una mayor capacidad para su combate.

ROBERTO URBINA AVENDAÑO. SANTIAGO

 

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