Los pies de barro de Trump

oración protesta de mujeres musulmanas en el aeropuerto de Dallas Estados Unidos contra la decisión de Trump de vetar la entrada a musulmanes de siete países

“Una de las contradicciones de este Gobierno es que defiende la vida de los fetos, pero rechaza la vida de los inmigrantes”

oración protesta de mujeres musulmanas en el aeropuerto de Dallas Estados Unidos contra la decisión de Trump de vetar la entrada a musulmanes de siete países

Oración-protesta de mujeres musulmanas en el aeropuerto de Dallas

JAVIER DARÍO RESTREPO, director de Vida Nueva Colombia | El sindicato de taxistas de Nueva York no está de acuerdo con la decisión del presidente Donald Trump de impedir la entrada de musulmanes a Estados Unidos y convocó un paro bloqueando el aeropuerto de la ciudad. También este mandato que restringe el acceso a ciudadanos de siete países ya había resultado controvertido para algunos jueces, que fallaron a favor de ciudadanos afectados por la orden presidencial.

Un enfrentamiento parecido entre la Justicia y Trump había paralizado ya proyectos legales del presidente Obama, hecho que demuestra el poder de los jueces y los magistrados en aquel país y que cuestiona los alcances del poder recién estrenado por Trump.

Exitoso empresario, aunque bisoño como político, Trump sabe que al éxito se llega por un camino empedrado de riesgos. Son los que asume también en su desafiante enfrentamiento con los medios de comunicación. Acaba de llamar a The New York Times “Noticias falsas” y, en su primera rueda de prensa como nuevo presidente, acusó de mentiroso y le negó la palabra al reportero de la CNN.

Su Oficina de Prensa, por otra parte, ha creado una nueva categoría: la de hechos alternativos, una eufemística manera de decir que la verdad es la que procede de la fuente oficial. Esta teoría es la que se aplicó al informar sobre su toma de posesión. Aunque fue evidente que la asistencia al acto fue notoriamente inferior a la que acompañó a Barack Obama, la poderosa Kellyanne Conway, exjefa de campaña y actual consejera presidencial, creó el hecho alternativo de una posesión tan masiva como nunca antes. Es un solo ejemplo del manejo posverdad bajo el régimen de Trump. Dispuesto a imponer su verdad, busca el descrédito e irrelevancia de los principales medios de comunicación, y su control.

En este momento, las negociaciones por 85.000 millones de dólares entre AT&T y Time Warner para alcanzar su fusión están amenazadas de obstrucción por el presidente, quien, desde los tiempos de su campaña presidencial, ha declarado la guerra a la CNN, cuya adquisición sería uno de los factores de negociación. Este es apenas uno de los episodios de una actitud gubernamental que pretende que “la prensa tiene que callarse”, según el áspero lenguaje de Steve Bannon, el millonario consejero del presidente.

Y es que la prensa, que puede contarse como uno de los elementos facilitadores del triunfo de Trump, es ahora su enemiga. Le ayudó eficazmente al recoger y difundir su discurso de candidato, pero sin tomarlo en serio, de tal modo que la información que los medios publicaron con la misma trivialidad con la que se le da titular a la aparición de unos platillos voladores, fue acogida literalmente y con seriedad de creyentes por parte de los seguidores de Trump.

En el mundo del ‘Gran Hermano’

Ahora los medios parecen haber recapacitado y se muestran dispuestos a tomar en serio y a leer críticamente su discurso. Es lo que espera de ellos un público que, hace diez días, después de la toma de posesión presidencial, incrementó en un 10.000% la compra de 1984, la novela futurista de George Orwell. Así lo certificó la NPR, la editorial que publica la novela.

Esta muchedumbre de lectores cree ver en ella, como en un espejo, lo que está ocurriendo en su país durante estos primeros días del nuevo gobierno. Ven la reaparición del “Ministerio de la Verdad” previsto por Orwell, creen estar escuchando la neo-lengua en el discurso del propio presidente y de la corte de millonarios que lo rodea, encuentran el mundo paralelo de 1984 en el hiperactivo tuitero Trump y temen que muy pronto habrá una policía del pensamiento y unas jornadas de odio como en el país creado por Orwell.

De hecho, el sábado 28 de enero, algunos aeropuertos internacionales dieron cuenta de la insólita acción de agentes del Gobierno, que interrogaban a los pasajeros internacionales recién llegados sobre sus preferencias políticas. Y anota el editorialista de El Espectador (Colombia, 30 de enero de 2017): “Personas que tenían tarjeta de residencia permanente no pudieron entrar al país”.

Y como si se tratara de reproducir en detalle el mundo de Orwell en este país de la libertad y de la democracia, se ha comenzado a hablar de “resistencia”, como ocurría en Francia bajo el régimen invasor de los nazis. De esa resistencia hacen parte los promotores de las marchas que se convocaron en distintas ciudades del país después de la toma posesión de Trump: rechazaban su elección y su presencia en la Casa Blanca.

Defensa de la vida

Pero no solo ha habido resistencias, también contradicciones. El pasado 26 de enero, seis días después de las citadas movilizaciones contra Trump, partió la edición 44 de la Marcha por la Vida, llamada “la mayor marcha por la vida en el mundo”. Aunque hubo quienes quisieron verla como un acto de apoyo al propio Trump y como una réplica a las marchas de protesta contra el mandatario, fue un evento distinto.

Contó con la presencia del arzobispo de Washington, el cardenal Donald Wuerl, y de la dirigencia republicana –encabezada por el vicepresidente Mike Pence–, en apoyo de la política antiabortista de Trump. Pero en la conciencia de los estadounidenses apareció claro uno de los muchos dilemas éticos que se plantearán durante este Gobierno, que preserva y defiende la vida de los fetos, pero que rechaza la vida de los inmigrantes. Es una contradicción que marca como un sello el nuevo período de la historia de Estados Unidos.

Es, pues, un Ejecutivo que se propone recuperar y renovar la grandeza de este país, pero, más pronto de lo que quisieran Trump y sus seguidores, han aparecido los pies de barro del gigante que quieren ser.

Publicado en el número 3.022 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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