Felipe Arizmendi: “La mejor respuesta al muro de Trump es generar empleo en nuestro país”

Felipe Arizmendi, obispo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México

Obispo de San Cristóbal de Las Casas (México)

Felipe Arizmendi, obispo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México

Entrevista con Felipe Arizmendi [extracto]

JOSÉ LUIS CELADA | Admite que los primeras medidas de Donald Trump como presidente del vecino del norte están creando “turbulencia”, pero Felipe Arizmendi Esquivel –obispo de la diócesis chiapaneca de San Cristóbal de Las Casas desde el año 2000– confía en que las otras instancias de poder en Estados Unidos le hagan “entrar en razón”. Mientras tanto, defiende que la mejor manera de responder al levantamiento de un muro en la frontera es que autoridades y empresarios mexicanos generen empleo en su país.

PREGUNTA.- ¿Puede un muro frenar los deseos de alcanzar una vida mejor de tantos hermanos centroamericanos y sudamericanos que tratan de llegar a Estados Unidos?

RESPUESTA.- Ya hay varios kilómetros de ese muro [la frontera entre Estados Unidos y México abarca cerca de 3.200 kilómetros, y ya hay unos 1.000 de muro construidos durante la administración de George W. Bush], que Trump quiere extender mucho más para cubrir toda su frontera; pero ni el muro existente ni el futuro podrán detener la migración. Esto es un hecho; no se ha detenido. No se detendrá, porque el hambre, la violencia y la pobreza son creativas y dinámicas, y se buscan alternativas para salvar el muro. Se han hecho túneles, agujeros, y otros se lo saltan. Además, la corrupción en la frontera la hace porosa.

P.- ¿Cree que Donald Trump se saldrá con la suya?

R.- Seguro que construirá unos kilómetros, porque es una promesa que no puede dejar de cumplir, pero supongo que el Congreso no le apoyará con los recursos que esa obra implica. Porque Estados Unidos, con sus impuestos, pagará el muro, aunque Trump esté buscando la forma de cobrárnoslo. Si cobrara más impuestos por nuestras exportaciones, sus consumidores deberían pagar el costo, pues nuestros exportadores no van a perder.

P.- ¿Cómo afectaría una medida así a las relaciones entre ambos países? ¿Y a la estabilidad de la región?

R.- Esta medida está creando turbulencia, pero espero que los legisladores y las otras instancias de Estados Unidos –los poderes legislativo y judicial– hagan entrar en razón a este señor. Porque sus actitudes no solo afectan a México, sino a todos los países del sur. Como ha dicho un notable empresario mexicano, el mejor muro para detener la migración es generar más empleos en nuestros países. Si aquí no hay trabajo, la migración no se detiene, por más muros que construyan y por más tecnología y policías que implementen.

P.- ¿Qué le preocupa, especialmente, como pastor si llegara a levantarse ese muro?

R.- Nos preocupa mucho que tendremos que atender en México a tantos migrantes que siguen llegando, sobre todo de Honduras y El Salvador, también de Guatemala, por las graves necesidades que tienen en sus países. Al no poder pasar a Estados Unidos, se quedan en México, y nosotros no tenemos tantos empleos para ellos. Nuestra Iglesia ha generado muchos albergues para migrantes, pero no damos abasto. Por otra parte, la agricultura en nuestro país se ha deteriorado, y esto seguirá generando más desempleo y más migración.

P.- Veíamos a Trump jurar su cargo sobre la Biblia. ¿Qué piensa cuando un político con tanto poder invoca el nombre de Dios en vano para aplicar políticas contrarias al espíritu del Evangelio?

R.- Jurar sobre la Biblia ha sido solo una tradición en ese país. No necesariamente es una confesión de una fe integral y coherente. Sin embargo, la Biblia debería inspirar a Trump, para que sea solidario con los pobres, y no sea la economía su obsesión sobresaliente. El Evangelio es solidaridad, no egoísmo economicista.

P.- Tras los últimos acontecimientos, el presidente Enrique Peña Nieto decidió suspender su visita a Estados Unidos. ¿Qué les pediría a las autoridades de su país para manejar una coyuntura tan delicada?

R.- La mejor respuesta es generar más empleos en nuestro país, para no depender permanentemente del extranjero. Que empresarios mexicanos y gobernantes pongan alma, vida y corazón en facilitar la generación de empleos en el país.

P.- ¿Qué harán como Iglesia para paliar las posibles consecuencias derivadas del muro?

R.- Ampliar más nuestros albergues para migrantes. Promover el trabajo solidario y la ayuda mutua, para que no haya necesidad de salir del país. También expresar nuestra fraternidad con los migrantes centroamericanos y de otros países que pasan por nuestra geografía intentando llegar al norte, pues su paso hacia allá será mucho más difícil. Hemos de ofrecerles nuestro apoyo solidario, pues están en mayor indefensión que nosotros mismos.

P.- Supongo que están en comunicación con sus hermanos obispos del otro lado. ¿Qué piensan ellos de esta “política migratoria” de su nuevo presidente?

R.- Han dado declaraciones muy duras contra esa política. Han declarado que seguirán apoyando a los migrantes, como lo han hecho de mil maneras. Y seguirán dando la lucha legal para defender a los pobres.

La Iglesia vecina llama a “construir puentes”

Siguiendo el ejemplo del papa Francisco, los obispos estadounidenses han decidido que, “en lugar de construir muros”, buscarán “construir puentes entre las personas para romper las barreras de la exclusión y la explotación”. Así lo ponen de manifiesto en un comunicado que lleva la firma del presidente del Comité de Migración y obispo de Austin, Joe Vásquez, “descorazonado” al ver que “el presidente ha dado prioridad a construir un muro en nuestra frontera con México”, una medida que “pondrá innecesariamente en peligro las vidas de inmigrantes”. “La construcción de ese muro –señala la nota– solo hará que los migrantes, especialmente mujeres y niños, sean más vulnerables a los traficantes y contrabandistas”.

Aunque aseguran respetar “el derecho de nuestro Gobierno federal a controlar nuestras fronteras y garantizar la seguridad para todos los estadounidenses”, los prelados niegan que “una acción a gran escala para detener inmigrantes y un control creciente en comunidades inmigrantes sea el camino para obtener esas metas”. A su juicio, solo “aumentará significativamente la detención y deportación de inmigrantes”. Un hecho “alarmante”, pues “desgarrará a familias y provocará miedo y pánico en las comunidades”. Por todo ello, reiteran su apoyo y solidaridad con los inmigrantes, recordándoles que “estamos aquí para caminar con ellos y acompañarlos”.

Publicado en el número 3.022 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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