José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Se puede ejercer el periodismo sin herir


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VIERNES 20. Sigo con atención en Twitter el congreso con el que los dominicos cierran su año jubilar. Descubro a la hermana Faustina Jimoh, de Nigeria. “¿Seremnos de los que celebren el funeral de la Orden o realmente nos dedicamos a la salvación de los hombres y mujeres?”. Provocadora. No se puede actuar de otra manera si se quiere salir a ganar. Lo firmaría Zidane.

DOMINGO 22. Jornada de la Infancia Misionera. Cómo nos complicamos la vida al llenar nuestras acciones de miedos. Cómo nos cuesta dar respuesta a una sencilla pregunta porque nos detenemos en demasía en las implicaciones, en las renuncias. La inocencia, que no ignorancia, de los pequeños. Para que no dudes en responder cuando te pregunten: “¿Seguirías a Jesús hasta otro continente?”. Y responder como aquellos pescadores. O como los niños. Lo dejaron todo. Y le siguieron.

LUNES 23. La gripe asola a la familia. De momento, me he librado. Y uno se pregunta si el zumo de naranja tiene tras de sí un cúmulo de vitaminas que contribuye. Hasta lo crees y se lo haces ver a quien tienes al lado. Hasta que llega el primer estornudo. Y dejas de confiar en la vitamina C. O la enmarcas en su justa medida. Te haces vulnerable. O mejor, te haces uno más entre los tentados por el virus. Tentado, pero esquivado. De momento.

MARTES 24. San Francisco de Sales. Foro de jóvenes comunicadores en Getafe. Le preguntan a María cómo se puede ser católico en un espacio tan frívolo como la moda. “Se puede ver a Dios hasta en un desfile de Dior”. Lo suscribo. En la búsqueda de la belleza. En la perfección del artesano. En el arte del creativo. Eso, sin quitar el artificio y el consumo que le acompaña. No es lo que uno hace ni lo que no hace, sino desde dónde lo hace.

MIÉRCOLES 25. Lección exprés de periodismo. Y de actitudes vitales. Uno acude a los Premios ¡Bravo! de la Conferencia Episcopal y se vuelve con recados. El primero, de Antonio Pelayo. “Se puede ejercer el periodismo sin herir. No es una quimera, pero es un arduo combate”. La segunda, del obispo de Guadix. “Es más fácil convencer a muchos con palabras huecas, apelando a las pasiones que se disparan al calor de una buena discusión, jaleada en los medios de comunicación, que razonar y argumentar pausadamente para crecer, y ayudar a crecer”. Tomo nota.

jose.beltran@ppc-editorial.com

Publicado en el número 3.021 de Vida Nueva. Ver sumario