Alberto Melloni: “Si la Iglesia no hubiese hecho el Concilio, habría acabado en la nada”

Historiador, director del ‘Atlas histórico del Concilio Vaticano II’ (PPC)

Alberto Melloni, historiador italiano, profesor de Historia del cristianismo en la Universidad de Módena y Reggio Emilia

DARÍO MENOR (ROMA) | Alberto Melloni, profesor de Historia del cristianismo en la Universidad de Módena y Reggio Emilia, ha dirigido el Atlas histórico del Concilio Vaticano II, una magna obra publicada en español por la editorial PPC que permite conocer y entender el significado vital de aquella asamblea que marcó la historia de la Iglesia católica en el siglo XX.

PREGUNTA.- ¿A quién va dirigido este ‘Atlas’?

RESPUESTA.- Espero que el Atlas sea útil para un público de cristianos comunes, que sea un modo para acceder al Vaticano II, no para vivirlo con nostalgia. Deseo que pueda ser un acceso al CVII para una generación de clérigos y laicos que desea entender la dimensión y la gracia que tuvo la generación que lo vivió. Es difícil en la historia de la Iglesia católica que a una generación le toque vivir un período como aquel: fue un período de reforma que, en lugar de generar divisiones entre las Iglesias, provocó unidad. Además, a distancia de unos pocos de años, produce un Papa que lleva dentro de sí las grandes tesis del Concilio.

P.- ¿Hay falta de conocimiento de los puntos principales del CVII?

R.- En el Atlas hablo del “nominalismo conciliar”. Existe la idea de usar el CVII como si fuera una especie de antología para hacer citas refinadas, pero sin afrontar el problema de cuál era su intención de fondo.

P.- ¿No se ha querido llevar a la práctica hasta el final?

R.- No se trata solo de la aplicación, sino que se daba una concepción que va un poco más allá. Aplicar el CVII no significa hacer las normas que se acordaron entonces. Por ejemplo, Francisco, ¿qué capítulo aplica del Concilio? Todos y ninguno. Se trata de poner la vida cristiana frente a los ojos de la fe. Esto no se hace aplicando una cita. El Papa, con su estilo propio, dijo el 8 de diciembre de 2015, durante el aniversario del CVII, una frase que se esperaba desde hacía décadas. Comentó que fue “un progreso de la fe”. Esta expresión tiene una importancia incalculable, pues dice algo sobre la fe y sobre el tiempo.

P.- ¿Es normal que tras 50 años de su conclusión aún no se haya aplicado del todo?

R.- Si la Iglesia católica no hubiera hecho el CVII habría tenido el mismo fin que algunas de las grandes instituciones de finales del siglo XX, que creían que enrocarse ideológicamente era la respuesta adecuada, pero han acabado en la nada. Pensemos en lo que le pasó al comunismo soviético. El CVII permitió a la Iglesia atravesar un tiempo difícil como han sido los cincuenta años posconciliares, y salir de ellos como cristiana. Es un resultado muy grande. Es normal en los grandes concilios que después de medio siglo de su final sigan teniendo temas abiertos. Lo que estamos viendo hoy con el actual pontificado es exactamente un fruto del Concilio. En un cierto sentido, Francisco es el modelo de obispo del Vaticano II.

Publicado en el número 3.018 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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