Pablo y Francisco, dos papas congeniales

imágenes de Pablo VI y de Francisco besando pies y abrazando a personas

“Tengo la impresión de que Bergoglio admira a Montini y le tiene como punto de referencia en muchas de sus decisiones”

imágenes de Pablo VI y de Francisco besando pies y abrazando a personas

JUAN MARÍA LABOA, sacerdote e historiador | Me ayuda a comprender la historia más cercana reflexionar sobre algunos aspectos de dos papas vitales en la vida eclesial reciente. Pablo VI y Francisco difieren mucho por sus orígenes, evolución biográfica y actitud ante el pontificado que ha marcado sus vidas.

El primero es un papa decisivo en la historia eclesial del siglo XX, con todos los ingredientes clásicos: italiano, curial, arzobispo de la diócesis más importante de Europa, mientras que Bergoglio ha sido en muchos sentidos un outsider, por su origen biográfico, elección vocacional y desarrollo vital, hasta que aterrizó en el Vaticano. Parece que no se conocieron físicamente, pero, desde su elección, he tenido la impresión de que el papa Francisco admira a Montini y le tiene como punto de referencia en muchas de sus decisiones importantes. (…)

La alegría del Evangelio, del papa Francisco, nos muestra en sus páginas la profunda relación entre el pensamiento de ambos pontífices. El Concilio se esforzó por tender un puente al mundo contemporáneo, y ambos papas han establecido una ecuación sugestiva entre el deber de evangelizar propio de la Iglesia y el de dialogar con las culturas establecidas. Francisco menciona a menudo la visión positiva de la Evangelii nuntiandi al hablar de las nuevas experiencias latinoamericanas y análogas iniciativas en África, Asia y Europa, encarnadas en las Iglesias territoriales y parroquiales. (…)

Descubro en ambos papas un seguimiento del Concilio convencido y fiel. Probablemente Pablo VI no hubiera convocado el Concilio, pero, una vez elegido, no tuvo ninguna duda en mantenerlo. Durante las sesiones, fue muy autónomo e impuso cuanto consideró necesario, pero, una vez terminado y aprobados sus documentos, fue absolutamente fiel al espíritu y a la letra conciliares. Francisco vivió y fue conciliar sin dudas ni distingos y, una vez Papa, desde el primer momento, ha demostrado su respeto y su fidelidad conciliar.

Publicado en el número 3.019 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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