En su discurso al Cuerpo Diplomático 2017, Francisco denuncia la globalización del miedo

papa Francisco bautiza a 28 niños en la Capilla Sixtina 8 enero 2017

El Papa se alza contra la “insensatez” de la guerra

papa Francisco dirige discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede 9 enero 2017

Los embajadores acreditados ante la Santa Sede aplauden al Papa

DOCUMENTOS: Discurso del papa Francisco al Cuerpo Diplomático 2017

ANTONIO PELAYO (ROMA) | Los que quieran saber qué piensa el Papa sobre la situación del planeta solo deben leer el discurso que cada año pronuncia ante el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede. El escenario es imponente: la Sala Regia del Palacio Apostólico, cuyas paredes reflejan las glorias pasadas, como la batalla de Lepanto.

El de 2017, pronunciado el lunes 9 ante 182 embajadores (entre ellos el de España ante la Santa Sede, Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga), ha sido un discurso particularmente extenso (28 páginas), en cuya lectura Bergoglio empleó más de media hora. Desde el principio, fue claro: “Si hoy a muchos la paz les parece de alguna manera un bien que se da por descontado, casi un derecho adquirido al que no se presta atención, para demasiadas personas esa paz es todavía una simple ilusión lejana. Millones de personas viven hoy en medio de conflictos insensatos. Incluso en aquellos lugares que en otro tiempo se consideraban seguros se advierte un sentimiento general de miedo”.

Origen de este sentimiento global es el “el terrorismo de matriz fundamentalista”. “Se trata –aclaró– de una locura homicida que usa el nombre de Dios para sembrar muerte intentando afirmar una voluntad de dominio y de poder. Hago un llamamiento a todas las autoridades religiosas para que, unidos, reafirmemos con fuerza que nunca se puede matar en nombre de Dios. El terrorismo fundamentalista es fruto de una grave miseria espiritual, vinculada a menudo a una considerable pobreza social. Solo podrá ser plenamente vencido con la acción común de los líderes religiosos y políticos”.

Como no podía ser menos en él, Francisco dedicó algunos párrafos al problema de los inmigrantes, los refugiados y los desplazados: “Un enfoque prudente de parte de las autoridades públicas no comporta la aplicación de políticas de clausura hacia los inmigrantes, sino que implica evaluar, con sabiduría y altura de miras, hasta qué punto su país es capaz, sin provocar daños al bien común de los ciudadanos, de proporcionar a los inmigrantes una vida digna, especialmente a quienes tienen verdadera necesidad de protección. No se puede de ningún modo reducir la actual crisis dramática a un simple recuento numérico. Los inmigrantes son personas con nombres, historias, familias, y no podrá haber nunca verdadera paz mientras quede un solo ser humano al que se le vulnere la propia identidad personal y se le reduzca a una mera cifra estadística o a objeto de interés económico”.

Este año se cumplen 50 años de la publicación, por el beato Pablo VI, de la encíclica Populorum progressio (26 de marzo de 1967), en la que Montini afirmaba que “el camino de la paz pasa por el desarrollo”. “En el mundo –recalcó su sucesor– hay todavía muchas personas, especialmente niños, que aún sufren por causa de una pobreza endémica y viven en situaciones de inseguridad alimentaria (más bien, de hambre), mientras que los recursos naturales son objeto de la ávida explotación de unos pocos, desperdiciándose cada día enormes cantidades de alimentos”.

Sin abandonar su preocupación por los niños y jóvenes, “a ellos y a todo el querido pueblo sirio dirijo constantemente mi pensamiento, a la vez que hago un llamamiento a la comunidad internacional para que trabaje con diligencia para poner en marcha una seria negociación que ponga fin a un conflicto que está causando un verdadero desastre humanitario. (…) El deseo común es que la tregua que se ha firmado recientemente sea para todo el pueblo sirio un signo de la esperanza que tanto necesita”.

“La misericordia y la solidaridad –subrayó iniciando otro capítulo de su discurso– es lo que mueve a la Santa Sede y a la Iglesia católica en su compromiso decidido para solucionar los conflictos o seguir los procesos de paz, de reconciliación y la búsqueda de soluciones negociadas a los mismos”.

Evocó a continuación el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, el tenaz esfuerzo para terminar con años de conflicto en Colombia y la necesidad de “gestos valientes que son también muy urgentes en la vecina Venezuela, donde las consecuencias de la crisis política, social y económica están pesando desde hace tiempo sobre la población civil”. Como había hecho en su mensaje urbi et orbi del día de Navidad, pasó revista a las situaciones conflictivas en Irak, Yemen, Libia, Sudán y Sudán del Sur, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo y Myanmar.

Sin citarlos expresamente, Francisco quiso hacer alusión al Brexit y a otros movimientos partidarios de abandonar la UE: “Toda Europa está atravesando un momento decisivo de su historia en el que está llamada a redescubrir su propia identidad. Para ello es necesario volver a sus raíces, con el fin de plasmar su propio futuro. Frente a las fuerzas disgregadoras, es más urgente que nunca actualizar la ‘idea de Europa’ para dar a luz un nuevo humanismo basado en la capacidad de integrar, de dialogar y de generar que han hecho grande al llamado Viejo Continente. El proceso de unificación europea, que comenzó después de la II Guerra Mundial, ha sido y sigue siendo una oportunidad única para la estabilidad, la paz y la solidaridad entre los pueblos. Aquí solo puedo reiterar el interés y la preocupación de la Santa Sede por Europa y su futuro, consciente de que los valores que han animado y fundado ese proyecto, del que este año se cumple el sexagésimo aniversario, son comunes a todo el continente y se extienden más allá de la misma UE”.

Finalmente, Bergoglio sentenció: “La paz es un don, un desafío y una compromiso. Un don, porque brota del corazón de Dios; un desafío, porque es un bien que no se da nunca por descontado y debe ser conquistado; un compromiso, pues requiere el trabajo apasionado de toda persona de buena voluntad para buscarla y construirla”.

grupo de pobres, sin techo y refugiados reparten un libro sobre la misericordia en el Vaticano 6

El 6 de enero, personas sin hogar y refugiados repartieron cientos de ejemplares del libro ‘Iconos de la misericordia’

Solemnidad de la Epifanía

El 6 de enero, solemnidad de la Epifanía, fue uno de los más fríos del año en Roma, lo cual no impidió a varias miles de personas acudir a la Plaza de San Pedro para asistir al ángelus del Papa y aplaudir la cabalgata en la que los Magos de Oriente iban a acompañados por la Befana, la popular viejecita que les ayuda en la distribución de regalos. Antes, el Papa celebró la eucaristía en la basílica y centró su homilía en los “magos venidos de tierras lejanas (…), que expresan el retrato del hombre creyente, del hombre que tiene nostalgia de Dios; del que añora su casa, la patria celeste. Reflejan la imagen de todos los hombres que en su vida no han dejado que se les anestesie el corazón”.

Francisco contrapuso la “santa nostalgia” de los Magos al “desconcierto” de Herodes y de toda Jerusalén. ”El desconcierto –dijo– de quien está sentado sobre su riqueza sin lograr ver más allá. Un desconcierto que brota del corazón de quien quiere controlar todo y a todos. El desconcierto de quien está inmerso en la cultura de ganar, cueste lo que cueste: en esa cultura que solo tiene espacio para los ‘vencedores’ y al precio que sea. Un desconcierto que nace del miedo y del temor ante todo lo que nos cuestiona y pone en riesgo nuestras seguridades y verdades, nuestras formas de aferrarnos al mundo y a la vida”. “Y Herodes –concluyó el Pontífice argentino– tuvo miedo, y ese miedo le condujo a buscar seguridad en el crimen”.

Concluida la oración, el Papa hizo distribuir a las miles de personas presentes en la plaza un librito titulado Iconos de la misericordia, que narra la experiencia de seis personas (Zaqueo, Mateo y Pedro, entre otros) transformadas por la misericordia de Dios. La distribución estuvo a cargo de unos centenares de pobres, sin techo y refugiados que, según informó el Limosnero del Papa, Konrad Krajewski, participaron después en un refrigerio ofrecido por Francisco. Además, ante la ola de frío que sacude Roma estos días, el Papa, a través de la Comunidad de Sant’Egidio y de su Limosnero, ha dispuesto topo tipo de ayuda para las personas sin hogar: mantas y sacos especiales, albergues abiertos las 24 horas del día, transporte para llevarlos a otros centros…

papa Francisco bautiza a 28 niños en la Capilla Sixtina 8 enero 2017

El 8 de enero, el Papa bautizó a 28 niños en la Capilla Sixtina

Bautismos en la Capilla Sixtina

El domingo 8, solemnidad del Bautismo del Señor, Francisco bautizó a 28 recién nacidos en la Capilla Sixtina, tradición inaugurada por san Juan Pablo II. Bergoglio lo comentó con simpatía en su brevísima homilía: “Bueno, ha comenzado el concierto. Los niños se encuentran en un lugar que no conocen, se han levantado antes de lo acostumbrado. Comienza uno, da la nota y después los otros la imitan… Algunos lloran sencillamente porque ha llorado otro… Jesús ha hecho lo mismo, ¿lo sabéis? A mí me gusta pensar que el primer sermón de Jesús en el portal fue un lloro; el primero… Y, además, como la ceremonia es un poco larga, algunos lloran porque tienen hambre. Si es así, vosotras, madres, dadles de mamar, sin miedo, con toda normalidad. Como la Virgen daba de mamar a Jesús. No olvidéis: tenéis la fe y vuestra tarea es custodiar la fe, hacerla crecer, que sea un testimonio para todos nosotros. También para nosotros, sacerdotes, obispos; todos”.

Un último apunte: quienes esperaban una “corrección” pública al Papa sobre Amoris laetitia por parte de cardenal Raymond Burke pueden olvidarse de ello. El también purpurado Gerhard Müller, responsable de Doctrina de la Fe, ha rechazado de un modo absoluto esa posibilidad “porque no hay ningún peligro para la fe”. Además, ha manifestado “el daño para la Iglesia” que supone el que se hagan públicas estas disputas por altos representantes de la Curia.

Lutero, “testigo del Evangelio”

Después de los discursos de Benedicto XVI en Erfurt (durante su viaje a Alemania en septiembre de 2011) y del viaje de Francisco a Suecia para celebrar con la Federación Luterana Mundial los 500 años de la Reforma iniciada por Martín Lutero, no debería extrañar que la próxima Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos (del 18 al 25 de febrero) ponga los acentos en este concreto acercamiento ecuménico.

En el material litúrgico que han concordado el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión Fe y Constitución, del Consejo Ecuménico de las Iglesias, se incluye esta afirmación en el documento Del conflicto a la comunión, elaborado por la Comisión Luterano-Católica sobre la Unidad: “Separando lo que es polémico de las cosas buenas de la Reforma, los católicos ahora son capaces de prestar sus oídos a los desafíos de Lutero para la Iglesia de hoy, reconociéndole como un ‘testigo del Evangelio’. Y así, después de siglos de mutuas condenas y vilipendios, en 2017, los católicos y los luteranos conmemorarán por primera vez juntos el comienzo de la Reforma”.

Publicado en el número 3.019 de Vida Nueva. Ver sumario

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