Abilio Martínez Varea: “Soy uno más, no quiero ningún privilegio”

Abilio Martínez Varea, obispo electo de Osma-Soria

El obispo electo de Osma-Soria habla con VN tras su nombramiento

Abilio Martínez Varea, obispo electo de Osma-Soria

RUBÉN CRUZ | La Congregación para los Obispos trabaja para proveer de prelados las diócesis que se encuentran en sede vacante. De hecho, ya solo están en esta situación Plasencia y Mallorca, puesto que el 5 de enero se anunció el nombramiento de Abilio Martínez Varea (Autol, La Rioja, 1964) como obispo electo de Osma-Soria.

Con “sorpresa”, “alegría” y “responsabilidad”. Así acoge el hasta ahora vicario de pastoral de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño el encargo papal. Es consciente de que había rumores que lo situaban como futuro prelado, pero “las habladurías no van a ningún sitio”, señala. Y es que “nunca esperas que tú puedas ser llamado para esta tarea. No obstante, es de agradecer la confianza que deposita Francisco en mí. Espero valer para mi nuevo servicio”, indica a Vida Nueva.

Estos días su teléfono no para de sonar y la bandeja de entrada de su correo electrónico no da abasto. Le escriben amigos de juventud, sacerdotes, obispos… Como los últimos nombramientos, es un sacerdote joven –“bueno, joven para ser obispo, pero con 52 años la juventud la pasé ya hace tiempo”, matiza entre risas–. “Todas las personas podemos aportar, con más o menos edad. No sería bueno que la Conferencia Episcopal estuviera copada por personas mayores. Si hay obispos de todas las edades, nos encontramos con un Episcopado más compensado. Se trata de savia nueva para que la Conferencia, como la sociedad y la propia Iglesia, sea pluriforme”, explica. Varea se estrenará en marzo en la Plenaria que elegirá al nuevo presidente de los obispos. En relación al trabajo de esta en los últimos años, subraya que se está actuando “con eficacia” y “en comunión”.

Un pastor para todos

El obispo electo de Osma-Soria no quiere ser “un jefe de empresa”, como denunció Francisco en un discurso a los obispos que el nuevo prelado leyó recientemente. “Me identifico con esas palabras. Porque un obispo no busca la productividad, los resultados, sino ser pastor y tener en cuenta las necesidades de la gente. Somos pastores que quieren a su gente”, recalca.

“Soy uno más –continúa–, el pastor de la diócesis, pero no tengo ningún privilegio ni quiero tenerlo, solo quiero caminar con mi Iglesia y hacerlo lo mejor que pueda”. Así, el P. Abilio se sentiría satisfecho si en unos años sus feligreses pueden decir de él que es “una persona cercana, que quiere a la gente, que se preocupa por sus problemas y que anuncia lo que cree que es bueno para todos: la fe en Jesucristo”.

En la carta que dirigió a su nueva diócesis saludó a todos, “independientemente de su convicción”. “Nuestro estar en el mundo significa anunciar el mensaje a los que no creen y mantener la fe de los que creen, pero no hacemos distinciones”, comenta. “Si no nos interesaran los que no creen –añade–, no seríamos fieles a nuestro ser y hacer, porque queremos anunciar con firmeza y alegría, pero sin imponer. Queremos estar con la gente, independientemente de su ideología o creencia. Siempre desde el diálogo y el respeto, que es como se debe anunciar la fe”. Una visión que comparte con el Papa, que, al despedirse de los alcaldes que acudieron a Roma en diciembre a la cumbre sobre los refugiados, les invitó a que si no rezaban por él, que al menos “le pensaran bien”.

Tampoco se olvidó de la clase política. “Es un momento en que lo más fácil es la crítica a las autoridades por todos los casos de corrupción, pero la política es una tarea noble, porque se trata de la búsqueda del bien común. Confío en que haya una regeneración y que esa visión negativa de los políticos vaya mejorando”, explica. Por eso, a los políticos sorianos les pide que “busquen el bien de todos, no los particulares o los de un solo partido”.

Publicado en el número 3.019 de Vida Nueva. Ver sumario

 


LEA TAMBIÉN:

Compartir