El Papa pide a los estados que “eviten las condiciones para la propagación de los fundamentalismos”

papa Francisco dirige discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede 9 enero 2017 Sala Regia Vaticano

En su discurso al Cuerpo Diplomático, Francisco reclama también una “acogida digna” a los inmigrantes

papa Francisco dirige discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede 9 enero 2017 Sala Regia Vaticano

El Papa con los embajadores hoy lunes 9 de enero

M. GÓMEZ | Tras las fiestas navideñas, la actualidad vaticana viene a retomarse todos los años con la audiencia y discurso del papa Francisco a los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede. La cita tiene mucho de programático, pues el Papa traza ante los embajadores las preocupaciones y prioridades de la Santa Sede en el ámbito internacional. En este 2017, la mirada está puesta en el terrorismo fundamentalista, la acogida a los inmigrantes y refugiados, y en los conflictos en Siria y todo Oriente Medio.

El encuentro ha tenido lugar en la mañana de hoy lunes 9 de enero, en la Sala Regia. Tras el saludo dirigido por el embajador de Angola, Armindo Fernandes do Espírito Santo Vieira, en nombre de todo el Cuerpo Diplomático, Francisco ha pronunciado en italiano una larga y completa alocución dedicada “al tema de la seguridad y de la paz” en la que ha repasado los conflictos que sacuden actualmente el mundo, lugares que en varias ocasiones se han puesto bajo el foco de la opinión pública gracias a su misma presencia (Lesbos, Europa del Este, México, etc.), así como diferentes llamamientos a las autoridades políticas y religiosas, para poner solución a estos enfrentamientos.

El terrorismo fundamentalista, “una grave miseria espiritual”

“Manifiesto la viva convicción de que toda expresión religiosa está llamada a promover la paz”, ha asegurado Francisco con firmeza, citándose a sí mismo y al resto de líderes religiosos que participaron el pasado septiembre en la Jornada Mundial de Oración por la Paz de Asís.

No ha faltado autocrítica sobre otras épocas en las que ni la religión ni la Iglesia católica en particular han estado a la altura, y, desde ahí, ha apremiado al ecumenismo y al diálogo interreligioso: a un “diálogo auténtico entre las diversas confesiones religiosas”, porque “cuando se coloca en el centro de la propia actividad la dignidad de la persona humana, es posible vivir y trabajar juntos”.

El Papa lamenta la existencia de un “terrorismo de matriz fundamentalista” que ha sembrado muerte en todo el mundo. Lo califica de “locura homicida” y “fruto de una grave miseria espiritual, vinculada también a menudo a una considerable pobreza social”, y hace dos llamamientos: a las autoridades religiosas, para que “unidos reafirmen con fuerza que nunca se puede matar en nombre de Dios”; y a las autoridades políticas, para “evitar que se den las condiciones favorables para la propagación de los fundamentalismos”, y enumera: “Adecuadas políticas sociales que combatan la pobreza”, valorar la familia como “lugar privilegiado de la maduración humana” y “abundantes esfuerzos en el ámbito educativo y cultural”.

El reto de la acogida a la inmigración

Otra afirmación contundente de Francisco: “Es necesario un compromiso común en favor de los inmigrantes, los refugiados y los desplazados, que haga posible el darles una acogida digna”. El Papa entiende los problemas derivados de una acogida no planificada, referidos a la seguridad o a la identidad cultural, pero pide que un “enfoque prudente” no se traduzca en “políticas de clausura hacia los inmigrantes”. “No se puede de ningún modo reducir la actual crisis dramática a un simple recuento numérico. Los inmigrantes son personas con nombres, historias y familias”, ha insistido.

El Pontífice ha agradecido los esfuerzos de acogida realizados por países como Italia, Alemania, Grecia o Suecia, recordando su visita a la isla de Lesbos realizada en abril. Ha rememorardo también su viaje a México y ha vuelto a denunciar las “terribles injusticias y peligros” de miles de centroamericanos en su intento por alcanzar un futuro mejor.

Llamamiento a favor de la tregua en Siria

“La misericordia y la solidaridad” son los elementos que guían el compromiso de la Santa Sede y de la Iglesia católica a la hora de solucionar los conflitos o de seguir los procesos de paz y reconciliación. Como signos de esperanza, Francisco mira a Cuba y Estados Unidos, y a Colombia; y reclama “gestos valientes” en Venezuela, Oriente Medio –especialmente, entre israelíes y palestinos–, Sudán del Sur, República Democrática del Congo o Libia, entre otros.

Mirando al Viejo Continente, el obispo de Roma pide “actualizar la ‘idea de Europa’ para dar a luz un nuevo humanismo basado en la capacidad de integrar, de dialogar y de generar”.

Y lo que lleva años en el centro de su preocupación es la guerra en Siria. El Papa ha reclamado a la comunidad internacional “diligencia” para poner en marcha una “seria negociación” que “ponga definitivamente fin a un conflicto que está provocando un verdadero desastre humanitario”; que se respete el derecho humano internacional y que la tregua firmada recientemente sea “un signo de la esperanza que tanto necesita” el pueblo.

La paz, “don, desafío y compromiso”

La intervención papal ha durado cerca de 50 minutos, y le ha dado tiempo ha nombrar otros muchos desafíos, como el hambre y el desperdicio de alimentos; la indefensión de los niños; el tráfico de armas; el cuidado de la Creación; o la ideología, “que se sirve de los problemas sociales para fomentar el desprecio y el odio y ve al otro como un enemigo que hay que destruir” y que en este sentido, “es enemiga de la paz”.

“La paz es un don, un desafío y un compromiso”, ha subrayado el Pontífice al finalizar su intervención, asegurando que “no existe la verdadera paz si no se parte de una visión del hombre que sepa promover su desarrollo integral“. Y ha enunciado su deseo para el año que comienza: “Que crezcan en nuestros países y sus pueblos las oportunidades para trabajar juntos y construir una paz verdadera”.

 


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