Misioneros a la intemperie

chica joven misionera laica en República Dominicana hablando con un hombre mayor

Instancias eclesiales esperan que el reglamento de la Ley del Voluntariado reconozca su cobertura sanitaria

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Misioneros a la intemperie [extracto]

JOSÉ LORENZO | “Los religiosos y religiosas, cuando salen de España como misioneros, van a la intemperie, sin ninguna cobertura social ni sanitaria. Y tal y como van, vuelven”, señala a Vida Nueva Anastasio Gil, director nacional de las Obras Misionales Pontificias (OMP). “Hasta enero de 2015 ni siquiera tenían derecho a la tarjeta sanitaria hasta que pasaran dos años de permanencia en el país”, subraya el sacerdote.

Pero esta situación –que afecta a unas 12.000 personas, con una media de edad de 70 años– puede estar a punto de cambiar, pues en la recién nacida legislatura parece que el Gobierno del PP está dispuesto a articular una fórmula para que los misioneros puedan tener cobertura sanitaria “como cualquier ciudadano”, según reconoció José María Gil Tamayo a Europa Press. “Sí, hay una disposición [por parte del Gobierno], porque hay realidades que se imponen por sí mismas y nuestros misioneros están en la primera línea de la acción social y de la cooperación internacional”, señaló el secretario general del Episcopado.

Buena voluntad

“Esta es una asignatura pendiente que no se ha solucionado”, apunta Anastasio Gil, quien pone todas sus esperanzas en el reglamento de la Ley del Voluntariado, aprobada en 2015, y que tenía que estar elaborado en seis meses. “Hemos pasado todo el año 2016 sin poder legislativo, por lo que se ha parado todo”, añade el sacerdote, quien reconoce que “hay buena voluntad para solucionarlo por parte de las administraciones con las que hemos negociado, pero se tropiezan con el hecho de que, si son voluntarios, no hay un empleador, y esta es la diferencia entre el voluntario y el cooperante. El misionero no tiene empleador, ya que es voluntario en esencia pura”. En todo caso, cree que habrá avances: “Hay promesas de algunos políticos para ver de qué manera se puede ir articulando esto. Pero hasta ahora solo son hipótesis de trabajo…”.

“El problema serio es el de los misioneros laicos”, afirma José María Rojo, director del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME), formado por sacerdotes diocesanos que van a misiones, pero que permanecen incardinados en sus respectivas diócesis, las cuales cotizan por ellos a la Seguridad Social. “Yo he visto a laicos en misiones pasarlo muy mal porque, como generalmente no pertenecen a ninguna institución religiosa, cuando regresan están en el aire”.

Por ello, “qué menos que, como españoles que han estado al menos dos años cooperando fuera, tuvieran un año o dos de seguro de desempleo mientras se vuelven a ubicar laboralmente”, considera. Y añade: “No olvidemos que hay matrimonios con familia que lo dejan todo para ir a misiones…”.

“El problema es que, cuando regresas, cuesta encontrar trabajo y no tienes paro”, corrobora Loli Golmayo, que estuvo como misionera laica durante tres años en Chad y que ahora preside la Coordinadora de Asociaciones de Laicos Misioneros (CALM). Y no tiene mucha esperanza en que esto lo solucione la Ley del Voluntariado. “Su principal aportación fue la de poder cotizar a la Seguridad Social, pero eso ya lo conseguimos en 2004. Desde entonces, los misioneros laicos cotizamos al llamado convenio de emigrantes y pagamos 160 euros para la jubilación”.

Asistencia privada

Además de esperanzados en que el Gobierno atienda sus demandas, en las OMP siguen manos a la obra. Por eso, en octubre firmaron con una aseguradora privada un contrato de asistencia sanitaria para los laicos mientras estén en la misión. De esta manera, el laico tiene cubierta cualquier tipo de incidencia de salud, incluso la repatriación en caso de enfermad grave o fallecimiento.

Publicado en el número 3.018 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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