Guadalupe autónoma

El arzobispo de Mérida-Badajoz pide a Roma una prelatura territorial para el monasterio donde se venera a la patrona de Extremadura

misa en honor de la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura

Celebración de la patrona de Extremadura

FRANCISCO PÉREZ VALERO (MÉRIDA) | Como pasa con Loreto. Una prelatura territorial. Esa es la propuesta que ha hecho llegar a Roma el arzobispo de Mérida-Badajoz, Celso Morga, para desatascar la situación del Real Monasterio y Basílica de Guadalupe, perteneciente a la Archidiócesis de Toledo. Sería una solución intermedia a la reivindicación histórica de la Iglesia extremeña. Además, Morga ha solicitado al arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, que la próxima celebración en la basílica guadalupense de la misa del 8 de septiembre –día de Extremadura– sea presidida por un obispo extremeño.

El lugar en el que se venera a la patrona de las Españas está incardinado en la archidiócesis toledana, pero se ubica en Extremadura y el asunto de su pertenencia a la Provincia Eclesiástica Extremeña se viene planteando de forma recurrente en las últimas décadas. La Virgen de Guadalupe es también patrona de Extremadura y son muchas las voces que piden su pertenencia a una diócesis de la región. Con todo, Celso ha querido afirmar su “prudencia” ante los pasos que se vayan a dar desde la Santa Sede, aunque siempre ha reconocido que la situación de Guadalupe “no es normal”.

Desde que llegara a la sede pacense, Morga ha defendido su interés por “no caer en localismos”, pero tampoco “en el universalismo olvidando la realidad local”. Por su parte, la plataforma ciudadana Guadalupex, que reivindica la vinculación del monasterio a Extremadura, defiende que “la propuesta de una prelatura eclesiástica representa un enorme paso en la solución de este conflicto; esta iniciativa supone un claro posicionamiento hacia las demandas de la ciudadanía extremeña y en línea con los postulados evangélicos del actual pontificado”.

Fue en 1999 cuando, por primera vez, los obispos de las tres diócesis extremeñas (Mérida-Badajoz, Coria-Cáceres y Plasencia) reclamaron la incorporación del monasterio a la provincia eclesiástica recién creada por entonces. Se trataba de ajustar los límites del territorio civil a los eclesiásticos, pero, a día de hoy, una amplia franja de las provincias de Cáceres y Badajoz, en la que se incluyen tres arciprestazgos con una treintena de localidades, está aún dentro de los territorios de la Sede Primada. Una de las cuestiones colaterales que también aparece es qué hacer con las parroquias que hasta ahora dependen de Toledo y que crearían un problema pastoral en cuanto a su atención.

Luego está un tercer elemento en discordia relacionado con las inversiones que se realizan en el monasterio, en su mantenimiento y obras de rehabilitación, que son sufragadas por la Junta de Extremadura. En febrero de 2010, la Asamblea de Extremadura aprobó una declaración institucional en la que se afirmaba “su expreso apoyo a que Guadalupe dependa de una jurisdicción eclesiástica con sede en el territorio extremeño”, a la que se adhirieron la mayor parte de las instituciones políticas, sociales y culturales de la región.

Las tierras de Guadalupe pertenecen a Toledo desde el siglo XIII, cuando fueron adquiridas por su arzobispo mucho antes de que un pastor que buscaba a una vaca extraviada encontrase, cerca del río Guadalupejo, una imagen de una virgen morena con su hijo en brazos. Aquel hallazgo cambió para siempre este rincón.

La solución, en manos de Pablo VI

La posibilidad que acaba de plantear el arzobispo Celso Morga consistiría en convertir al monasterio de Guadalupe en una “prelatura territorial”, de igual forma a como sucede con la Santa Casa lauretana. En 1965, Pablo VI estableció una delegación pontificia para el Santuario de Loreto y la Prelatura de la Santa Casa, incluyendo en ella solo el municipio de Loreto y erigiendo, al mismo tiempo, la cátedra de su obispo en la basílica.

Publicado en el número 3.018 de Vida Nueva. Ver sumario