Obituario: Paulo Evaristo Arns, el cardenal de la esperanza

cardenal Paulo Evaristo Arns, franciscano, arzobispo emérito de Sao Paulo, fallecido a los 95 años 15 diciembre 2016

EN ABIERTO: Fallece el cardenal Paulo Evaristo Arns, testimonio de una Iglesia para los pobres

ÓSCAR ELIZALDE PRADA | Ex spe in spem (De esperanza en esperanza) –como su lema episcopal– fue la vida del cardenal Paulo Evaristo Arns, arzobispo emérito de São Paulo, hasta su muerte a los 95 años de edad. “Dios espera que hagamos nuestra parte”, había dicho en la eucaristía que concelebró con motivo de sus 71 años de sacerdocio el primer domingo de Adviento, un día antes de ingresar en el Hospital Santa Catarina, donde falleció en la mañana del 14 de diciembre por múltiples deficiencias orgánicas.

Profeta de la esperanza en sus fecundos años de ministerio –76 de franciscano, 50 de episcopado y 43 de cardenal– Arns fue un abanderado del posconcilio en la Iglesia brasileña, junto con Hélder Câmara, Antônio Fragoso y Luciano Mendes de Almeida, entre otros, asumiendo la causa de los pobres e indefensos, especialmente durante los difíciles tiempos de la dictadura (1964-1985), como recordó el cardenal Cláudio Hummes, su sucesor en la Arquidiócesis de São Paulo: “Siempre lo admiramos por su coraje y lucidez; denunciaba, pero también actuaba: visitaba prisiones, buscaba a quienes eran asesinados o estaban desaparecidos… En fin, el mundo lo conoció como un gran defensor de los perseguidos”. El proyecto Brasil Nunca Mais, liderado por Arns y el pastor presbiteriano James Wright, durante ocho años, es prueba de ello: las atrocidades del régimen militar fueron registradas en más de 900.000 páginas.

El cardenal Odilo Pedro Scherer, actual arzobispo paulista, elogió en sus exequias el empeño de Arns “por un Brasil libre y democrático”, en sintonía con la Doctrina Social de la Iglesia, valorando su esfuerzo por “ampliar las estructuras eclesiales y traducir en nuevas prácticas pastorales las enseñanzas del Vaticano II”.

Pobres y derechos humanos

Manoel Godoy, párroco en los años 70 en un barrio periférico de la gran metrópolis paulista, reconoce a Vida Nueva su obra indeleble: “Con su estilo de pastor atento y preocupado, sobre todo con los más pobres, don Paulo abrió caminos en la defensa de los derechos humanos e impulsó una pastoral a la altura de las circunstancias, como el programa Operación Periferia, entre otros”. El dinero obtenido de la venta del palacio arzobispal le permitiría llevar adelante importantes iniciativas sociales a favor de las mayorías empobrecidas.

El lasallista Edgar Nicodem, vicepresidente de la Conferencia de Religiosos de Brasil, destaca a nuestra revista su legado de sencillez franciscana y su apuesta por una eclesiología de comunión y participación: “Aquí cabe recordar el trabajo con las Comunidades Eclesiales de Base. Los pobres, para don Paulo, siempre fueron los verdaderos protagonistas de la acción evangelizadora y transformadora de la sociedad”.

No es extraño, por tanto, que miles de brasileños pasaran ininterrumpidamente a lo largo de 44 horas por la Catedral de la Sé, para despedir al pastor que sostuvo la esperanza en la arquidiócesis que pastoreó durante casi 28 años. Obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, así como líderes de movimientos sociales, periodistas, políticos, intelectuales, migrantes, refugiados y habitantes de la calle, mayoritariamente, acudieron al velatorio con veneración y gratitud, como destacó el padre Júlio Lancellotti, vicario para la pastoral con población en situación de calle, en una de las 23 eucaristías que se celebraron: “Cada persona que está aquí tiene una historia que contar, un recuerdo. En los momentos más difíciles, don Paulo siempre nos abrió los brazos y nos acogió con cariño”.

“La Iglesia de los pobres nace en medio de sus luchas de liberación y son estas las que harán surgir una nueva práctica de Iglesia”, había afirmado Arns en su libro De la esperanza a la utopía. “En un país que continúa con inmensas desigualdades sociales, la figura de don Paulo siempre será inspiradora”, agrega Nicodem, coincidiendo con Godoy: “Hoy veo con alegría la sintonía de su perspectiva pastoral con la del papa Francisco”. No hay duda, el ‘cardenal de la esperanza’ se anticipó a “la Iglesia en salida”.

Publicado en el número 3.017 de Vida Nueva. Ver sumario

Compartir