“Las familias se encuentran desbordadas”

familia de padre, madre y bebé

Instancias eclesiales piden soluciones “globales” ante la ley de apoyo anunciada por el Gobierno

Dolors Montserrat, ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad

La ministra Dolors Montserrat en la comparecencia en la que anunció la nueva ley para las familias

“Las familias se encuentran desbordadas” [extracto]

JOSÉ LORENZO | Hace ya tres años, en la presentación del Observatorio de la Realidad de Cáritas Española, el secretario general de esta institución eclesial, Sebastián Mora, lanzaba una advertencia: “Se está produciendo un debilitamiento de los lazos familiares”. No se debía a ningún conflicto generacional, sino a los estragos que la crisis económica y financiera estaba haciendo en ellas. Se hablaba ya de “cronificación de las nuevas pobrezas”, de su impacto en las familias, sobre todo en las “monomarentales”, y de la aparición de los jubilados como soportes de las familias.

Las Cáritas diocesanas referían en sus encuestas, por su parte, la improvisada estrategia con la que las familias redistribuían entre miembros sus recursos para hacer frente a la tempestad: ayudas para la alimentación, el pago de la vivienda y la escolarización de hijos y nietos; y eliminación de viviendas para concentrarse en una para compartir gastos. Esta última decisión acabó con la emancipación de miles de jóvenes, contribuyó al hacinamiento de los migrantes y extrajo a los ancianos de las residencias para aprovechar su pensión.

Tras casi una década de sufrir los rigores de la crisis y de constituirse en la institución social que más ayudó a paliar sus efectos en las personas, la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Dolors Montserrat, anunció el 14 de diciembre en el Congreso su intención de aprobar en esta legislatura una “ley integral de apoyo a las familias”.

Apenas se sabe nada de la nueva norma, pues la ministra esbozó algunas líneas en la respuesta parlamentaria a una pregunta sobre las medidas del Gobierno para luchar contra la pobreza. “Tenemos que completar el mapa de prestaciones sociales para que nos permita completar las lagunas y evitar las duplicidades del sistema de protección social (…) antes de crear una prestación nueva”, afirmó. En todo caso, apeló a la búsqueda del “consenso social y político” para aprobar “una estrategia nacional de pobreza” y una nueva ley de servicios sociales que garantice “la igualdad básica de los españoles”. Un par de días después, del Consejo de Ministros salió un gesto de buena voluntad –fruto del pacto de legislatura con Ciudadanos– con el anuncio de la ampliación del permiso de paternidad de dos a cuatro semanas a partir del 1 de enero de 2017.

A falta de mayores concreciones, diversas instancias ofrecen a través de Vida Nueva sus aportaciones para la nueva ley de apoyo integral a las familias. Y todas coinciden en la necesidad de que la norma tenga “un enfoque global”. “Esa es la clave para no convertir una ley con un título tan magnífico en un simple reclamo publicitario sin fondo real”, afirma José Fernando Almazán, presidente de la HOAC.

“Es fundamental que asegure la protección social, económica y jurídica de todas las familias, de forma global y estable en el tiempo”, sostiene desde el Foro Español de la Familia Luisa Maldonado, su directora general, para quien la institución familiar “se encuentra en situación de desbordamiento”.

Apoyo a la maternidad

La nueva ley, en palabras de Luz Fernández Mateos, directora del Instituto Superior de la Ciencias de la Familia de la UPSA, debería “aglutinar y ordenar” los apoyos que desde distintos ámbitos nacionales o autonómicos existen hoy para “optimizar al máximo los recursos”. “Sería necesario, entre otras muchas cosas, un plan nacional de apoyo a la maternidad, a las familias con hijos con discapacidad, al cuidado a las personas mayores dentro del ámbito familiar y a través de la conciliación de la vida laboral y familiar. Asimismo, son necesarias medidas de formación, dentro de la familia, para la prevención y atención a hijos en situación de vulnerabilidad hacia el consumo de sustancias”, añade la profesora.

Almazán reivindica que la ley aborde, “en primer lugar”, lo que considera “las tres necesidades básicas de todo ser humano: seguridad, reconocimiento y disfrute”. Sin embargo, cubrir estas necesidades, “que no deberían estar nunca en discusión”, no es “la prioridad social, económica ni política, sino el lucro personal. Y las consecuencias están sobre la mesa y las carnes de muchos: desempleo, recortes sociales, cultura del consumo, pobreza energética… Por ello, esta ley debería partir de una concepción global de la persona y la familia, de sus necesidades, y aportar lo necesario para corregir los efectos, a veces perversos, de un modelo y de una situación económico-social como la que vivimos, donde las prioridades no son las necesidades de todos, sino el beneficio de unos pocos”.

Después de años en los que los sucesivos gobiernos “no han tenido en cuenta el desgaste de la familia, o por lo menos no lo suficiente”, Luisa Maldonado reclama “un marco normativo de rango adecuado que reconozca el derecho de las familias a recibir los recursos y prestaciones suficientes, potenciando la función de protección social que siempre han tenido en momentos de dificultad, y garantizando una respuesta eficaz ante los supuestos de vulnerabilidad”.

En todo caso, esta ley debiera saldar la deuda que la sociedad en general tiene con la familia, porque, como señala Luz Fernández, “ha sido el sostén emocional para sus propios miembros en situación de vulnerabilidad” durante todos estos años de crisis.

Las 20 recetas de la Iglesia para la nueva legislación sobre la familia:

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El obispo de Bilbao y presidente de la Subcomisión Episcopal de Familia y Vida, Mario Iceta, destaca también que las familias han constituido “un gran colchón que ha evitado problemas mayores” durante la crisis. Y de cara a la nueva ley, ofrece una veintena de puntos que, ineludiblemente, debería contemplar. Son los siguientes, tal y como los ha enumerado para Vida Nueva:

1. Contemplar a la familia como un sujeto fundamental para la sociedad que requiere una atención integral.

2. Tener una visión “desde la familia” y no simplemente individual en las decisiones en el ámbito económico, social y político.

3. Fomentar el asociacionismo familiar y responder con eficacia a las necesidades que las asociaciones familiares demandan.

4. El acceso a la vivienda a precios razonables.

5. Prevención de carencias y pobrezas, como la energética o nutricional.

6. Ayuda a las familias sin empleo y promoción eficaz de búsqueda de trabajo.

7. Completar servicios de salud integral para las familias.

8. La ayuda a la conciliación laboral y familiar.

9. Prevención eficaz de la violencia familiar.

10. La ayuda a la maternidad, de modo particular en situaciones de dificultad.

11. Apoyar las necesidades de educación de las familias.

12. Hacer efectivo el derecho a educar a los hijos según los propios valores y convicciones.

13. Mejorar la ayuda a las familias con personas de la tercera edad a su cargo.

14. Mejorar la atención a las familias con personas con discapacidades.

15. Más ofertas de educación de tiempo libre.

16. Prevención del bullying y cualquier tipo de violencia en los ámbitos donde están niños y jóvenes.

17. Prevención eficaz contra el alcoholismo, toxicodependencias y otras adicciones, sobre todo en el ámbito de la infancia y la juventud.

18. Apoyar a las instituciones que se dedican a la tarea de promocionar la educación de tiempo libre.

19. Mejorar la propuesta cultural y fomentar iniciativas adecuadas a las familias, de modo particular a niños y jóvenes, en los espacios televisivos, de radio, redes sociales y demás medios de comunicación.

20. Prevenir la violencia de cualquier tipo en el uso de Internet y de las redes sociales.

Publicado en el número 3.017 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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