Para que las riquezas sean bien distribuidas

Organizaciones financieras, políticas y religiosas debatieron sobre ética y economía con la intención de influir en la agenda del G-20.

Si disparamos a viva voz que la palabra latinoamericana va a estar presente en la agenda del G-20, nadie lo creería. Pero, podemos seguir gritándolo porque esto será posible. A partir de la realización de Diálogo de alto nivel sobre arquitectura financiera internacional: ética y economía, dos jornadas –organizadas por Cáritas América Latina, por el Programa Internacional sobre Democracia, Sociedad y Nuevas Economías (Pidesone), por el Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio (Creas), por Globethics y por la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Argentina (Cepas)– en donde se abordaron diversas cuestiones referidas a la economía, a las finanzas y a la ética, para que la voz de la región pueda incidir en la reflexión que conduzca a la transformación del sistema económico mundial en la reunión que en 2018 realizará el G-20 en Argentina.

La idea de estas dos jornadas realizadas el martes 29 y el miércoles 30 de noviembre fue discutir en torno a valores éticos que ayuden a humanizar la economía del mundo, ya que “mientras haya un solo pobre en el mundo, no tendremos paz, porque la pobreza es un signo de violencia”, sostuvo el costarricense Francisco Hernández, secretario ejecutivo de Caritas para América Latina y el Caribe.

Si bien durante esos días las disertaciones y los trabajos de reflexión se realizaron en la sede de la Conferencia Episcopal Argentina, la apertura de Diálogo de alto nivel sobre arquitectura financiera internacional se realizó en el Palacio San Martín, sede de la Secretaría de Culto de la Nación. Allí, las ponencias de presentación fueron abiertas a la prensa, y Vida Nueva estuvo presente.

Quien abrió este panel fue Santiago de Estrada, secretario de Culto de la Nación, quien sostuvo que “la ética suele ser la más ausente en muchas otra actividades del mundo” y que introducirla “ayudaría a encontrar soluciones válidas para dar a cada uno lo suyo”.

El vicecanciller argentino Carlos Foradori –en representación de la canciller Susana Malcorra quien se encontraba participando en La Habana del funeral de Fidel Castro– contextualizó su presentación afirmando: “yo he tenido la oportunidad de participar en varios encuentros del G-20. Permítanme decir que no se encargan solo de cuestiones financieras y económicas, sino también en cada encuentro hay una agenda muy nutrida de temas sobre el bienestar de las personas”.

“El problema de la distribución de las riquezas no es un problema financiero, sino de valores. Por eso, celebramos que haya instituciones religiosas en esta arquitectura financiera”, disparó Jorge Srur, del Banco de Desarrollo de América Latina. Enseguida, el Arzobispo Coadjutor de San Juan y presidente de la Pastoral Social del Episcopado argentino manifestó: “como pueblo de América Latina nos avergüenza ser el continente más desigual del mundo. La globalización nos ha ayudado a ser más interdependientes, pero no lo suficientemente solidarios”. Y comparó: “mientras en muchas regiones la gente se muere de hambre en otras partes otros ostentan un despilfarro que ofende. (…) Mientras en algunos países se persigue al crimen organizado, en otros se lava el dinero fruto de estos crímenes”.

En línea al pensamiento de Lozano, la única mujer del panel, Dora Arce Valentín, directora de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, aseveró: “rechazamos toda prédica que atente contra la dignidad humana. Hemos trabajado con el Consejo General de Iglesias, con otras Iglesias cristianas y con el sector público, y siempre nos proponemos reducir la brecha entre ricos y pobres y la destrucción de la naturaleza”.

De los panelistas, el discurso que más llamó la atención fue el del director de Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe del BID, Gustavo Béliz, quien durante toda su alocución hizo referencia a cómo cada vez son más los robots que realizan tareas programadas. Sosteniendo que en los hogares hay un promedio de 35 acciones que son realizadas por robots –o máquinas automatizadas–, lanzó: “¿Son los robots capaces de generar conciencia?”. Siguiendo con un interesante cuestionamiento al avance irreflexivo de la tecnología, Béliz resaltó un dato llamativo: “del 30 por ciento de la población que tiene problemas para alimentarse, el 25 por ciento tiene su smartphone”.

Luego de esta apertura, durante los dos días se desarrollaron cinco paneles dedicados al análisis de la responsabilidad social empresaria, las desigualdades estructurales económico-sociales, el financiamiento del crimen, la corrupción, la eco-economía y el financiamiento para el desarrollo de países y personas.

Política económica y social

En diálogo con Vida Nueva, el sacerdote costarricense Francisco Hernández valoró la iniciativa de Diálogo de alto nivel sobre arquitectura financiera internacional: “Es muy importante repensar y elaborar la economía desde el punto de vista humano con dos elementos: con ciencia y con conciencia. Esta mezcla entre ciencia y ética es un factor fundamental que la Iglesia debe proponerse, y que ya lo viene haciendo desde la encíclica Pacem in terris, pasando por encíclicas como Populorum Progressio, Caritas in veritate hasta llegar a Laudato si’”.

“Toda buena política económica –sentenció el secretario ejecutivo de Cáritas para América Latina y el Caribe– tiene que ser social, y toda buena política social tiene que ser económica, en el sentido de una economía que genere crecimiento, pero distribución de riquezas bien distribuidas, no concentradas, para que todos desarrollemos nuestras capacidades en armonía con la casa de todos”. Y continuó rememorando los pasos de la Iglesia en Latinoamérica: “Desde Medellín la Iglesia viene impulsando la necesaria reflexión de un nuevo modelo de desarrollo que realmente genere paz. En esa búsqueda, la Iglesia va encontrando espacios de construcción colectiva, espacios para generar pensamiento social, para hacer posible una fe que dialogue con la vida y transforme la vida de las personas”.

Conclusiones principales

Luego de estas dos jornadas de debate y discusión sobre finanzas y economía en torno al eje de la ética, se elaboraron unas conclusiones generales que se irán ajustando en reuniones futuras. Estas ponen énfasis en “la necesidad de transformaciones de la política pública para garantizar un futuro más justo y equitativo”. En las reflexiones que se llevaron a cabo entre directivos de corporaciones, autoridades de bancos, representantes de distintos credos, políticos e intelectuales, “se observa la pobreza como un problema no solo social, sino conceptual”. Entre otras propuestas, se resalta el pedido de “un cambio de paradigma” que responda “a las nuevas formas de convivencia donde el equilibrio de la naturaleza debe respetarse”.

Asimismo, entre estas conclusiones se destacó una intranquilidad superlativa: “el nivel de incidencia del crimen organizado que preocupa a todos nuestros países”. Para eso, se propone “incentivar la creación de una corte penal latinoamericana contra el crimen organizado extremo”.

Foto: Cepas y Virginia Bonard.

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