Carlos Moia: “En los pueblos, la radio construye comunidad”

Entrevista con el director de Producciones Luján
Por
JORGE OESTERHELD


Cuando algún joven decide estudiar periodismo o alguna otra carrera vinculada a las ciencias de la comunicación, uno de los primeros conceptos que se enseñan es que los medios de comunicación son un servicio a la sociedad. Sin embargo, esa concepción generalmente no se condice con lo que usualmente se ve en los medios masivos, en donde parece que prima el negocio antes que el servicio.

Convencido de que “la comunicación es un servicio”, desde hace 30 años Carlos Moia se dedica a producir contenidos para radios comunitarias, ofreciendo así “un servicio para la comunicación”. Al frente de Producciones Luján, combina su ministerio sacerdotal con la producción de micros radiales, radioteatros, cuentos leídos, entre otros recursos muy valorados por los productores de las emisoras de escasos ingresos económicos.

Parafraseando al cardenal Martini, es muy difícil que la gente
que está 200 años atrás pueda entender
la importancia de los medios de comunicación

 

¿Cuál es la idea que sostiene a Producciones Luján?

La idea comenzó hace 30 años con otra realidad. Quienes trabajábamos en la revista Pan y Trabajo pensamos que la radio era un instrumento importante para hacer presente la cultura y la vida del pueblo, entonces empezamos a hacer pequeños trabajos de radio que distribuíamos en algunas emisoras a través de casetes. Empezamos con dos ciclos: uno era para las comunidades que no tenían celebraciones dominicales, las ayudábamos a armar sus propias celebraciones; el otro programa era Esperanza Nuestra, un espacio de promoción humana y de vida. Hasta que llegó la revolución tecnológica, y con la digitalización pudimos pegar un gran salto.

¿Cree que la radio sigue siendo importante para la Iglesia y para difundir el Evangelio?

La radio es importante para la vida de la gente. Siento que la Iglesia, como estructura, todavía no llegó a valorarla. Recuerdo al cardenal Carlo María Martini cuando decía: “la iglesia tiene un retraso de 200 años”. Hace 200 años no había radio; es muy difícil que la gente que está 200 años atrás pueda entender la importancia de los medios de comunicación. Sin embargo, en algunas comunidades existe esta conciencia, de hecho se realizan programas de radio, se preocupan por generar contenidos. La radio comunitaria tiene una ventaja: la libertad para responder a las necesidades de la gente; aunque eso tiene su peligro porque atenta contra el interés del puntero político de turno.

¿Qué aportan Producciones Luján a las radios?

Como productora aportamos el intercambio de producciones radiales; nosotros producimos unos 120 micros por mes y los enviamos a dos mil usuarios que pueden utilizar el material con libertad, unas 7 horas de programación radial. Esto es como una especie de coedición con la radio: la radio aporta el espacio y nosotros la programación. Tenemos desde lo pastoral explícito hasta la promoción humana, la construcción de la ciudadanía, el valor de la mujer, los cuentos para chicos y para adultos. Hemos preparado material para crear campañas radiales y gráficas para que las parroquias puedan promocionar los sacramentos en su comunidad, facilitando los power point para que los puedan poner en las televisoras locales. Son intentos que se van construyendo, formando gente que pueda hacerlo.

¿También organizan cursos y talleres?

Si, en Producciones Luján hacemos cursos y talleres de capacitación a lo largo de toda la Argentina con el objetivo de ir creando nodos de radios en cada zona. Esa iniciativa de formación va creando una conciencia mayor en la utilización de la radio. Son cursos abiertos, ya que pueden participar tanto los que no trabajan en una radio, los que tienen una radio y no sabe qué hacer, o aquel que tiene su programa de radio. Lo popular no es lo organizado, pero mucha veces desde la dispersión de lo popular se van logrando frutos.

¿Producciones Luján llega sólo a radios de la Iglesia?

Hay de todo. Me viene a la mente el cardenal Jorge Bergoglio. Él siempre nos decía que nosotros hacíamos un trabajo misionero porque estábamos en la frontera y en el diálogo ecuménico, porque muchas veces vienen de radios evangélicas a participar de nuestros encuentros y surgen cosas muy interesantes, por ejemplo, el poder compartir la oración entre católicos y evangélicos.

La radio comunitaria tiene la libertad para responder
a las necesidades de la gente; aunque eso tiene su peligro
porque atenta contra los intereses de los punteros políticos

Recuerdo en La Rioja que había unas diez radios y todas estaban peleadas porque muchas veces las radios no son comunitarias sino radios de supervivencia de más de una persona, y esta supervivencia se construye a través del silencio y de los secretos. Entonces no dejaban hablar a los que trabajaban en una radio con los que trabajaban en la otra. Era una condición laboral. En ese encuentro que realizó Producciones Luján se logró que la gente se conociera, supiera lo que hacía y compartiera las mismas dificultades y las mismas esperanzas, eso es comunión. Nosotros tenemos muy en claro que la radio tiene que ser un instrumento de comunión, que la auténtica comunión crea fraternidad.

¿Cómo hace la radio para ser instrumento de comunión?

Creo que se convierte en instrumento de comunión cuando comparte los mismos valores, las mismas esperanzas y la lucha frente a los mismos problemas de la comunidad donde está inserta.

O sea, siempre es un emprendimiento grupal…

La radio siempre es un emprendimiento de toda la comunidad. Por ejemplo, la dolorosa temática de la violencia de género ahora está muy vigente, pero nosotros la venimos trabajando hace muchos años. Muchas veces, los que hacen el programa son víctimas y a veces también sujeto de la violencia. Por eso, que el tema trascienda, a veces, modifica conductas.

¿Ve a la radio como instrumento para construir comunidad en la Iglesia?

En la iglesia hay una gran esperanza con el papa Francisco. Y creo que en la radio también hay que poner esperanza, especialmente ante nuestra realidad latinoamericana. En pequeñas localidades del interior del país la radio tiene mucha fuerza, ahí se construye comunidad, ese es el desafío que tenemos como gente de radio y como gente de Iglesia.

 

 

 

 

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