BOLIVIA – “Un buen libro cultiva el corazón, la mente y la inteligencia”

La religiosa Micaela Princiotto es distinguida por su aporte a la educación

Ni la ciencia ni el saber popular han podido refutar aún que la educación es el motor fundamental para el desarrollo de las personas y de la sociedad. Esto es lo que piensa desde siempre Micaela Princiotto, religiosa de las Misioneras de las Bienaventuranzas, quien el pasado 15 de diciembre fue distinguida como Personaje del Año por su aporte a la educación por el periódico boliviano El Deber. Por tal motivo recibió el Patujú de Bronce, la prestigiosa estatuilla que cada año reciben distintas personas que han tenido un trabajo ejemplificador en el área por la que es distinguida. Princiotto, oriunda de Sicilia, Italia, llegó a Bolivia en 1989, convocada por el entonces obispo auxiliar de Santa Cruz de la Sierra, Tito Solari.
“Mis padres eran agricultores, entonces yo siempre estuve muy en contacto con la naturaleza. Pero hay algo que mi papá ha sembrado en mi vida: la belleza en Dios”, recuerda esta religiosa. “Cuando terminé la secundaria –agrega–, quería hacer algo extraordinario… Ingresé al convento [entre risas]. Allí estudié en la universidad, hice un doctorado en lenguas antiguas, estudié filosofía de la educación. Luego me vine a Bolivia, y Santa Cruz me atrapó”.

En el ciclo #CharlasDigitales del diario El Deber Princiotto se autodefinió como “una persona simple y sencilla” que durante los primeros tiempos en Bolivia no dejó de llorar: “Fui visitando los barrios para conocer; la gente era muy pobre, las escuelitas eran muy pobres. Recuerdo que los niños se sentaban sobre un ladrillo y sobre otro apoyaban la hoja sobre la que escribían. Ese hecho me hacía llorar todos los días. No era posible que un niño pueda estudiar de esa manera”, rememoró.

“Uno no hace nada extraordinario con la gente, simplemente acompaña y abre espacios de oportunidad a aquellos que quedan fuera de las oportunidades”, asevera. En seguida, despliega su humilde teoría: “Estoy convencida que al pobre hay que darle educación. Si no hay educación, no hay salud, no hay higiene, no hay justicia, no hay familia, no hay relaciones. Creo que la educación, no solo escolar sino entendida en un sentido amplio, es la base fundamental de la vida humana. Por algo Jesús se hizo llamar ‘Maestro’”.

Princiotto se desempeña como directora general de la Fundación Casa Editorial Bienaventuranzas, una editorial presente en toda Bolivia gracias a su gestión. Más allá de los productos editoriales, esta fundación tiene capacitaciones gratuitas destinados a maestros y profesores para que obtengan mejores niveles de competencias en metodología de enseñanza, consigan nuevos enfoques educativos e incorporen tecnologías en el aula.

Como si fuera poco, esta Misionera de las Bienaventuranzas también tiene a su cargo la comunidad Josefina Bálsamo, un obra compuesta por diez establecimientos educativos en convenio con el Estado, que forman por año a unos 12 mil alumnos, entre niños y adolescentes.

No por nada, esta religiosa cree: “La educación nos lleva a algo fundamental: a la bondad y a la belleza, dos características que nos predispone de manera positiva frente a nuestros hermanos”.

“Si queremos formar un niño bueno –asegura convencida– metámosle entre sus manos un buen libro, porque leer cultiva el corazón, cultiva la mente, cultiva la inteligencia. El libro es el que acompaña el crecimiento de una persona”.

ROBERTO MONARCA. SANTA CRUZ DE LA SIERRA

 

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