Santiago de Compostela prepara un sínodo diocesano contra el pesimismo

reunión de laicos, religiosos y sacerdotes para la preparación del Sínodo diocesano de Santiago de Compostela

La Archidiócesis revisa su acción evangelizadora un siglo después de su última asamblea

reunión de laicos, religiosos y sacerdotes para la preparación del Sínodo diocesano de Santiago de Compostela

Un total de 150 grupos sinodales han reflexionado sobre las cuestiones que se abordarán

JOSÉ RAMÓN AMOR PAN (A CORUÑA) | Muchas son las razones que pueden aducirse para justificar la celebración de un sínodo en la Archidiócesis de Santiago de Compostela, empezando por la más nimia: no se organizaba uno desde 1909. A ella puede añadirse la pavorosa disminución del número de sacerdotes (para dentro de ocho años se calcula que el número de curas menores de 75 años será de tan solo 150), que obliga inexorablemente a replantearse la atención pastoral de las 1.071 parroquias que integran la archidiócesis (la creación de unidades pastorales es uno de los asuntos abordados).

Pero, sin duda, la razón fundamental viene expresada en el propio Instrumentum laboris: “En los últimos años, tanto la Iglesia universal como nuestra Iglesia particular de Santiago vienen sintiendo la urgencia de una profunda renovación pastoral. La escasa fecundidad de la acción evangelizadora está poniendo en cuestión tanto nuestra vida cristiana como el anuncio evangélico. Hace falta una pastoral más espiritual, comunitaria, corresponsable y sanadora”.

En otro párrafo se afirma: “La Iglesia que peregrina en Compostela quiere ser testimonio de la alegría del Evangelio y rostro de la misericordia de Dios. En camino sinodal, nuestra Iglesia abraza con entusiasmo la llamada siempre renovada a ser evangelizadora, pero también a dejarse evangelizar”. Y se denuncia “la tibieza egoísta de laicos y sacerdotes que no se comprometen en la evangelización, o lo hacen sin las motivaciones o la espiritualidad adecuada. Así se llega a lo que el Papa, en la Evangelii gaudium, denomina psicología de la tumba, momias de museo, pesimismo estéril (EG 83-84), sin alegría ni esperanza”.

Larga preparación

Con un año de retraso sobre los planes iniciales y tras una larga preparación, durante la cual 150 grupos a lo largo y ancho de la diócesis han estado reflexionando sobre el estado actual de la misma, la Casa Diocesana de Ejercicios Espirituales acogió ya cuatro de las siete sesiones sinodales previstas, la última de las cuales será el 21 de enero. En ellas participan 170 personas de toda la geografía diocesana, entre sacerdotes, religiosos y laicos.

Para quienes pensaban que el sínodo iba a ser un puro trámite, el trabajo desarrollado hasta ahora muestra que esta Iglesia diocesana está viva y que no quiere permanecer indiferente al camino emprendido por la archidiócesis. Y es que, como señala Alfonso Novo, secretario del sínodo, “después de casi cuatro años intentando implicar y entusiasmar a la comunidad cristiana de nuestra diócesis, el sínodo tiene la grave responsabilidad de no defraudarla, de asumir los retos que se presentan en nuestro tiempo y nuestra tierra en nuestro modo de evangelizar, de ser Iglesia, de celebrar la fe y de vivirla en nuestro mundo”.

Publicado en el número 3.016 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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