En memoria de las víctimas del sector cristiano

 

Aportes del IV Encuentro Nacional Ecuménico por la paz

Los días 12, 13 y 14 de noviembre se llevó a cabo en Bucaramanga el IV Encuentro Nacional Ecuménico por la Paz. La actividad rindió homenaje a Jesús Enrique Chaparro, educador y biblista, fallecido cuatro días antes. Miembro del Colectivo Ecuménico de Biblistas y del Movimiento de Seglares Claretianos, Chaparro fue también uno de los integrantes activos de la Mesa Ecuménica por la Paz (MEP), iniciativa detrás de la organización de la reunión. El objetivo del encuentro fue dar un salto de calidad en la configuración de un movimiento ecuménico con identidad social y política y con capacidad de promover caminos de unidad con el movimiento popular desde una fe liberadora en Jesucristo.

El evento tuvo lugar en instalaciones de la Universidad Industrial de Santander. Durante sus palabras de acogida a los asistentes, Hernando Porras, rector de la institución, subrayó como uno de los desafíos del tiempo que vive el país favorecer el desarme de los espíritus.

Ello se relaciona con la necesidad de superar la polarización, una problemática que ha penetrado incluso en sectores religiosos, según explicó más adelante Juan Manuel Pérez, teólogo vinculado a la oficina del Alto Comisionado para la Paz. El exjesuita dirigió una mesa de análisis de la realidad durante el encuentro, tomando como punto de partida estudios sobre las causas del conflicto armado en Colombia. En dicho espacio abordó de manera crítica el tratamiento dado al enfoque de género en la contienda política nacional, deteniéndose en la intervención de líderes cristianos que abiertamente se han opuesto a lo planteado por los acuerdos de La Habana entre el Gobierno y las FARC.

Una voz profética

“Colombia necesita una voz profética de los sectores de Iglesia”, señaló el padre Henry Ramírez en la mesa de trabajo dedicada a pensar un ecumenismo capaz de responder a los retos del presente. A su parecer, la Mesa Ecuménica está llamada a constituirse en sujeto político desde la base y la periferia. A continuación algunos de los criterios y metas de acción perfilados a raíz del trabajo del equipo animado por el misionero. “Nuestro ecumenismo se establece a partir del encuentro y articulación con diversos sujetos, en causas concretas que dinamizan la construcción de estrategias en defensa de la vida y los territorios, y buscan una paz con ética desde las víctimas”. “Nos sumaremos a expresiones sociales, convergencias y movimientos donde se defiendan los derechos humanos y se concreten las veedurías a la implementación de los acuerdos”. “Nuestras prácticas y procesos organizativos estarán inspirados en un macro-ecumenismo que fortalece la pluralidad y el intercambio de la sabiduría de los pueblos”. “La memoria como expresión de resistencia de los procesos populares ilumina nuestra proyección y razón de ser como Mesa Ecuménica”. “La ética desde la paz implica transparencia, solidaridad y democracia”. “La paz es expresión de justicia social y ambiental”.

Como de costumbre, se dio singular relevancia a una reflexión sobre las víctimas del sector cristiano. No sólo hubo diversos espacios celebrativos en memoria de ellas. También se dedicó al tema una mesa de trabajo durante los tres días, en la cual, con ayuda de la Hna. Maritze Trigos y de Rosalba Moreno, se avanzó en la necesidad de reunir información que favorezca la comprensión del martirio de gran cantidad de creyentes en el país y permita abrir caminos de justicia.

Apoyo, vigilancia y protección

La Mesa Ecuménica por la Paz se ha propuesto seguir apoyando a las víctimas del sector cristiano para que no se repita la violencia que han sufrido, para que se  esclarezcan los hechos que la han determinado y se llegue a la justicia. Durante su encuentro nacional en Bucaramanga, el colectivo reflexionó sobre la necesidad de veedurías populares capaces de vigilar asuntos claves del presente como las garantías de participación política. Entre otros llamados, la Mesa Ecuménica exigió al Estado colombiano la salvaguarda, el respeto y la protección de los derechos de la población LGTBI: “no más señalamientos, estigmatización ni violencias”.

Veedurías populares

Una cuarta mesa de trabajo estuvo dedicada a compartir experiencias en torno a procesos de veeduría popular, con el fin de perfilar claridades sobre este desafío que se le abre a la Mesa Ecuménica en un escenario de implementación de acuerdos.

Se entiende por veeduría ciudadana el mecanismo democrático de representación que le permite a los ciudadanos o a las diferentes organizaciones comunitarias ejercer vigilancia sobre la gestión pública. Las veedurías ambientales adelantadas en Tolima en reacción a las amenazas que ha traído consigo la economía extractivista sobre el agua, el territorio y las comunidades ilustraron los valores de esta tarea.

Según Olga Consuelo Vargas, indígena del sur del departamento, “debemos restaurar el verdadero sentido de buen vivir”. Citando al papa Francisco, Vargas señaló que la gravedad de la crisis ecológica nos exige a todos pensar en el bien común. Justamente a ello refiere el cometido de la veeduría popular: en constituirnos en guardianes de lo público, articulando procesos.

Por la relevancia del movimiento ecológico del Tolima y por las luces que está dando para entender la tarea del cristiano en orden a la construcción de una paz con justicia socio-ambiental, el quinto encuentro de la Mesa Ecuménica se llevará a cabo en Ibagué en 2017.

“La muerte no puede imponerse”

La Coalición Cristiana por la Paz, en la que participan las iglesias Presbiteriana y Menonita de Teusaquillo, DIPAZ, la Conferencia de Religiosos de Colombia y la MEP, manifestó recientemente su preocupación por el asesinato contra líderes sociales. Según subrayó el organismo, algunas de estas personas formaban parte del movimiento político Marcha Patriótica. “La muerte no puede imponerse sobre la vida; el pasado de exterminio de quienes tienen una manera diferente de pensar no se puede repetir”, afirmó la coalición a través de un comunicado dado a conocer el 22 de noviembre. En el documento, las entidades que forman parte de la red plantean la necesidad de poner fin a la actual fase de paramilitarismo y la urgencia de identificar a sus responsables. “Todo el compromiso de nuestras iglesias y organizaciones para acompañar, proteger, acoger a las personas amenazadas y denunciar con valor profético estos crímenes que claman al cielo”. La coalición también hace un llamado al gobierno nacional y a la Guerrilla del ELN para que inicien la fase formal de las negociaciones. Igualmente, pide que se produzcan acercamientos con el EPL. “Cada día que pasa sin sentarse a la mesa, es un día más de amenaza, zozobra, de incertidumbre”. “Disponemos nuestras capacidades para contribuir en los avances de este trascendental proceso”. Esta serie de afirmaciones tienen lugar después de que las organizaciones que hacen parte de la coalición manifestaran el valor que reconocen en lo avanzado con las FARC; a su parecer, “un primer paso para avanzar en la construcción de la paz con justicia, principio fundamental del Evangelio”.

Miguel Estupiñán

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