Los obispos de Ruanda piden perdón por el genocidio de 1994

fieles en Ruanda en una misa en conmemoración de las víctimas del genocidio de Ruanda en 1994, foto de abril de 2014

El Gobierno califica el gesto de “inadecuado” y reclama una petición formal por parte del Vaticano

fieles en Ruanda en una misa en conmemoración de las víctimas del genocidio de Ruanda en 1994, foto de abril de 2014

Imagen de archivo de una misa en Kigali en recuerdo del genocidio

ALBERTO EISMAN | El pasado 20 de noviembre, coincidiendo con la clausura del Jubileo de la Misericordia, los obispos de las nueve diócesis ruandesas hicieron leer en las misas dominicales de todas las parroquias del país una carta circular de 14 puntos que –entre otras– contenía las siguientes palabras: “Pedimos perdón en nombre de todos los cristianos por toda clase de errores cometidos por la Iglesia. Sentimos el hecho de que miembros de la Iglesia violaran su promesa de lealtad a los mandamientos de Dios… Pedimos perdón por aquellos miembros de la Iglesia y del clero dedicados a servir a Dios y por cristianos que jugaron un papel en el genocidio”.

Los prelados ruandeses se referían al último genocidio que vivió el país centroafricano en 1994, cuando –según cálculos de la ONU– unas 800.000 personas, en su gran mayoría de la minoría tutsi, fueron asesinadas a manos de elementos armados hutus. Entre los meses de abril y julio de aquel año, iglesias, conventos y otros centros de culto, convertidos teóricamente en lugares de refugio y asilo, fueron escenario de asesinatos en masa. En bastantes casos, los responsables o cómplices de estos crímenes fueron miembros activos de la Iglesia (sacerdotes, religiosos, catequistas…), que contribuyeron a la eliminación física de grupos de tutsis.

Sobre estos “pastores que sembraron la semilla del odio” entre su grey, los obispos escriben: “Aun cuando la Iglesia no puso en manos de nadie las armas, nosotros, como obispos católicos, pedimos más perdón todavía por los miembros de nuestra Iglesia que jugaron un papel en el genocidio de 1994 contra los tutsis”.

Algunos de esos líderes religiosos ya fueron procesados, tanto en Ruanda como por el Tribunal Internacional Especial para Ruanda establecido por la ONU y sito en Arusha (Tanzania), que inculpó en su día a cuatro sacerdotes, mientras que dos otras religiosas fueron condenadas en Bélgica a 12 y 15 años de prisión.

Según explicó con posterioridad a la lectura de la carta el presidente de la Conferencia Episcopal Ruandesa, Philippe Rukamba, “nosotros [en Ruanda] no podemos hablar de misericordia sin pedir perdón por el genocidio”. Algunos investigadores denuncian que la Iglesia se mostró demasiado pasiva ante tales atrocidades por su cercanía al poder. Ante esta acusación, Rukamba sostiene que la Iglesia nunca contribuyó a organizar un genocidio, que “siempre lo propicia un gobierno que arma a una minoría contra la otra”.

Juan Pablo II pidió perdón en el año 2000

La reacción del Ejecutivo de Kigali no se ha hecho esperar, calificando el gesto de la Iglesia de “profundamente inadecuado”, al considerar que debería ser el Vaticano quien formulara una petición formal de perdón.

Una demanda que no deja de ser llamativa, cuando ya el papa Juan Pablo II, con ocasión del Jubileo del 2000, pidió perdón públicamente por la implicación de miembros de la Iglesia católica en la masacre ruandesa.

Mientras tanto, el Gobierno ruandés –con su presidente Paul Kagame a la cabeza desde ese mismo año– defiende a capa y espada una “versión oficial” de lo ocurrido en 1994 y encarcela sin contemplaciones como “negadores del genocidio” a cualquier investigador, político o líder civil que presente un relato mínimamente divergente del oficial.

Aproximadamente la mitad de los habitantes del país se declaran católicos, pero muchos fieles abandonaron el catolicismo e incluso su pertenencia cristiana a raíz de los escandalosos sucesos, con horribles matanzas genocidas, en los que se vieron implicados religiosos y otros representantes de la Iglesia.

Publicado en el número 3.015 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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