Dieudonné Nzapalainga: “Para los musulmanes centroafricanos, es una alegría que sea cardenal”

Dieudonné Nzapalainga, cardenal arzobispo de Bangui consistorio 19 noviembre 2016

Cardenal arzobispo de Bangui

Dieudonné Nzapalainga, cardenal arzobispo de Bangui consistorio 19 noviembre 2016

Entrevista con el cardenal Nzapalainga [extracto]

DARÍO MENOR (ROMA) | Cuando Dieudonné Nzapalainga, arzobispo de Bangui, se enteró de que el Papa iba a crearle cardenal en el consistorio del pasado 19 de noviembre, decidió celebrarlo con su gente. También con los musulmanes de la República Centroafricana. Se fue al barrio de Kilómetro 5, habitado por una mayoría de población de religión islámica, y organizó con ellos una marcha por la paz. En esta zona, donde hace cuatro años empezaron las matanzas entre cristianos y musulmanes que acabaron provocando una guerra civil, Nzapalainga se topó incluso con un grupo de jóvenes yihadistas. Como cuenta en esta entrevista, tras un diálogo directo con ellos, incluso acabaron liberando a un rehén cristiano al que iban a matar… Para el miembro más joven del Colegio cardenalicio, esta experiencia es sintomática de la pacificación que ha comenzado a llegar a su país tras la visita del Papa en noviembre de 2015.

PREGUNTA.- ¿Por qué cree que Francisco le ha creado cardenal?

RESPUESTA.- Es una pregunta que debería responder él. Ni yo mismo lo sé. Yo soy solo un pastor al que se le ha confiado una diócesis. No tenía noticia alguna de que el Santo Padre pensaba crearme cardenal; cuando se hizo público, recibí una llamada de la nunciatura dándome la noticia. Fue una sorpresa. Creo que el Papa demuestra así, una vez más, la preocupación particular que siente por República Centroafricana, como ya certificó con su viaje a nuestro país en noviembre de 2015. También ha rezado mucho por nosotros y nos ha citado en varias ocasiones. Ha hecho una gran contribución a este país abandonado y que no tiene visibilidad alguna en la comunidad internacional. Él vino para estar con los más débiles, con los enfermos, para tratar de ayudar a que superemos las dificultades que sufre nuestro pueblo. Recuerdo especialmente los carteles que mostraban los niños durante su visita a Bangui, en los que decían que querían la paz y la reconciliación. Les saludó uno a uno: es una imagen que nos quedó a todos grabada en la memoria. Para nosotros, que somos un país pobre y con graves dificultades, el hecho de que el Papa decidiera crearme cardenal es un reconocimiento a las Iglesias periféricas para que sigamos adelante.

Visita milagrosa

P.- ¿Ha cambiado en algún modo la situación de República Centroafricana tras la visita del año pasado del Papa?

R.- Fue un hito decisivo. El Santo Padre vino como mensajero de paz para revivir la esperanza. Nos hizo ver que no estábamos abandonados por el Buen Dios. Su visita tocó y pacificó los corazones de los centroafricanos. Tras ella, hemos podido celebrar unas elecciones en un clima de gran tranquilidad que hubiera sido impensable sin el milagro que se vivió durante su visita. Cuando él estuvo en el país no hubo violencia, todos le esperaban con ilusión. Todo fue bien después, durante la elección del nuevo presidente, porque la gente había escuchado el mensaje del Santo Padre, que invitaba a todos a la paz. El Papa dejó un mensaje importante a la clase política, animándola a aceptar las diferencias y a seguir los deseos de paz del pueblo. Cuando estuvo en Bangui fue a conocer el barrio de Kilómetro 5, de mayoría musulmana. Antes de la visita del Papa, nadie se atrevía a ir allí. Pero también los musulmanes siguieron al Papa: para mí fue como la imagen de Moisés seguido por el pueblo.

Dieudonné Nzapalainga, cardenal arzobispo de Bangui consistorio 19 noviembre 2016

El cardenal da la bendición a un joven el día del consistorio

P.- ¿Ha mejorado, entonces, la situación en Bangui?

R.- Sí, hay una gran mejoría. De hecho, entre las alrededor de 100 personas que viajaron a Roma porque querían acompañarme durante el consistorio, había musulmanes. Yo mismo visité con ellos la gran mezquita de Roma. Estos musulmanes viven en Kilómetro 5. Hay algunos grupos que han decidido retirar sus posiciones, ayudando así a que crezca la paz. No hay otra alternativa que el diálogo. También vinieron protestantes para acompañarme ese día.

P.- ¿Cómo han interpretado los musulmanes centroafricanos su creación cardenalicia? ¿Lo han tomado como un reconocimiento al país?

R.- Ha sido para ellos un motivo de alegría, como me manifestó la gente cuando los visité el mismo día en su barrio y marchamos juntos por las calles. Esa jornada se produjeron dos pequeños milagros. Cuando llegué al barrio musulmán, decidimos marchar juntos por la paz. Cuando llevábamos unos 50 metros, apareció una cabra que se metió en medio y marchó durante cuatro kilómetros con nosotros. Les dije entonces que hasta los animales esperaban un mensaje de paz de nosotros, los hombres. El segundo milagro es que me encontré con un grupo de jóvenes yihadistas. Fui a verles al lugar donde se encontraban y estaba todo lleno de armas. Había fusiles y granadas por todos lados. Les dije que quería hablar con ellos, para invitarles a que respetaran la vida humana y para que se animaran a trabajar con los otros. Después de que habláramos, salieron y me dejaron durante unos minutos solo en aquella habitación llena de armas. Luego volvieron trayendo un rehén. Me dijeron que iban a matarle, pero que, después de escucharme, decidieron perdonarle la vida y dejarle ir. Aquel hombre era cristiano. Como puede verse, la situación ha mejorado mucho. El imán, el pastor y yo seguimos trabajando juntos para continuar dando pasos hacia la paz y la reconciliación. Las religiones pueden ayudar mucho a encontrar la solución.

P.- ¿Cómo se ve en República Centroafricana al español Juan José Aguirre, obispo de la Diócesis de Bangassou?

R.- Es alguien que se da de forma completa y que no quiere dejar a su gente pese a que está enfermo. Cuando le vi por última vez, me contaba que tenían muchas penurias, pero que nunca les faltaba la fe. Eso es lo más importante. Él decía que pueden siempre empezar desde la fe a construir la comunidad, partiendo desde esos cimientos. Él sigue allí, en una zona remota del país donde la presencia del Estado es casi inexistente y desde la que, para llegar a Bangui, hay que pasar por áreas controladas por los rebeldes. No quiere irse, lo que tranquiliza e insufla seguridad a las gentes de Bangassou. El trabajo que hace es muy necesario y apreciado por todos.

P.- El Año de la Misericordia comenzó en Bangui cuando el Papa abrió la Puerta Santa de la catedral durante el viaje en noviembre de 2015. ¿Qué importancia le da a aquel gesto?

R.- Es un símbolo único, pues en la historia de la Iglesia es la primera vez que se abre una Puerta Santa fuera de Roma para iniciar un Jubileo. El Santo Padre innovó con este gesto, que le debemos reconocer y agradecer siempre. Todavía resuena el fuerte llamamiento que él hizo entonces: “Bangui es hoy la capital espiritual del mundo”. Es una gran responsabilidad que puso sobre todos nosotros, que nos interpela hacia la santidad, hacia la reconciliación. Vino a nosotros, que estábamos en las tinieblas, en medio de la guerra y la violencia, e iluminó nuestro pueblo con la luz de la misericordia, de la reconciliación, de la fraternidad y del reencuentro. Nos animó para marchar y a vivir de otra manera, con este fuerte símbolo que nos brindó a todos los centroafricanos.

Publicado en el número 3.015 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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