‘Los exámenes’

Los exámenes fotograma de la película

Los exámenes fotograma de la película

J. L. CELADA | Nadie dijo que fuera fácil ser padre. Mucho menos en un medio poco propicio para criar a los hijos. ¿Hasta dónde y hasta cuándo decidir por ellos? ¿Garantizarles un futuro lo justifica todo? ¿Incluso saltarse las leyes?… Estas y otras preguntas que irán surgiendo por el camino constituyen la materia sensible de Los exámenes a los que Cristian Mungiu somete durante dos horas a los personajes de su último trabajo y al propio espectador.

Agudo observador de una realidad heredera de largas décadas de comunismo, como ya dejara constancia en la implacable 4 meses, 3 semanas, 2 días (2007), el realizador rumano vuelve a poner el dedo en la llaga de la falta de oportunidades. No solo para sus coetáneos, sino también para las nuevas generaciones. Y lo hace mostrándonos cómo los progenitores tratan de redimir en sus vástagos tantos sueños de cambio que saltaron por los aires.

De entrada, Los exámenes del título nos remiten a las pruebas que deberá superar con nota la protagonista (Maria-Victoria Dragus) para acceder a la beca que le permita estudiar el próximo curso en Cambridge. Objetivo que se convierte en una auténtica obsesión para su padre (Adrian Titieni), médico de provincias con una vida matrimonial y familiar nada edificante. Pero todo se complica cuando la chica es víctima de un lamentable episodio que hará peligrar sus planes.

A partir de ese instante, la fría cámara de Mungiu nos sumerge en un universo claustrofóbico de periferia, teñido de claroscuros y habitado por individuos que han aprendido a sobrevivir entre sobornos, corruptelas y favores. Ya sea en el estamento policial, sanitario, judicial o educativo. Largas secuencias de milimétricos planos fijos destapan la cruda verdad de un país sabedor de que el juego sucio tiene un precio, pero que está dispuesto a pagarlo si con ello ahorra a sus jóvenes las decepciones del pasado reciente.

Sin embargo, la paternal sobreprotección que encarna nuestro doctor desvela también lo miserables que resultan ciertas decisiones. Hasta el punto de que, a ambos lados de la pantalla, se suceden las preguntas: ¿hacer algo con el corazón es garantía para estar seguro de uno mismo? ¿De qué sirve educar en la honestidad cuando se prima el resultado sobre otros criterios? ¿Es la paternidad un atenuante para burlar las normas?… Todo un temario digno de la gran reválida que aquí se plantea.

“¿No hice bien?”, se cuestiona la estudiante frente al objetivo de Mungiu una vez concluida su ceremonia de graduación. Y, como el padre, nadie osará juzgar si obró o no correctamente. Lo único que ya no ofrece dudas es que la radiografía social y moral plasmada en esta extraordinaria película traspasa las fronteras escolares o geográficas, para instalarse a modo de debate permanente en la conciencia de cada cual.

FICHA TÉCNICA

Título original: Bacalaureat

Guión y Dirección: Cristian Mungiu.

Fotografía: Tudor Vladimir Panduru.

Producción: Cristian Mungiu.

Intérpretes: Adrian Titieni, Maria-Victoria Dragus, Lia Bugnar, Malina Manovici, Vlad Ivanov, Rares Andrici, Alexandra Davidescu, Lucian Ifrim, Gheorghe Ifrim, Emanuel Parvu.

Publicado en el número 3.014 de Vida Nueva. Ver sumario

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