El empleo debe ser transversal a todas las pastorales

La XXII Jornada de Pastoral Obrera reclama que el trabajo forme parte de la catequesis o la liturgia

dos obreros trabajando en tareas de construcción

RUBÉN CRUZ | “La precariedad ha venido para instalarse y va a quedarse con nosotros aunque el paro comience a descender”. Así lo expresa a Vida Nueva Juan Fernández de la Cueva, director del Departamento de Pastoral Obrera de la CEE. Del 18 al 20 de noviembre tuvo lugar en Ávila la XXII Jornada de Pastoral Obrera bajo el lema Iglesia comprometida por el trabajo decente.

Los delegados diocesanos concluyeron con un reto por delante: concienciar a los obispos de la importancia de que el trabajo sea un elemento transversal a todas las pastorales, ya que está presente en todas “aunque no siempre se tenga en cuenta”, explica.

El objetivo del Departamento de Pastoral Obrera es enriquecer a todas las diócesis con el valor del trabajo. “Parece que es algo poco importante, pero aparece en la catequesis o en la misa”, explica Fernández de la Cueva. Y es que los niños que se preparan para recibir la Primera Comunión o la Confirmación conviven en sus casas, en sus familias, con el paro ya sea por sus padres u otros familiares. También las personas que acuden a misa pasan por este problema y buscan escuchar una homilía de la que se sientan parte. Estas dos áreas son clave para los delegados diocesanos de Pastoral Obrera. Y varias diócesis ya han comenzado a trabajarlo, “a poner en práctica esta realidad”, sostiene.

“Seguimos clamando contra la lógica inmisericorde de un capitalismo sin entrañas, de un sistema económico que descarta a las personas. Uno de los graves problemas hoy es que el empleo precario, sin derechos, mal pagado, sin que permita salir de la pobreza, se ha convertido en el empleo normal”, denuncian los delegados de Pastoral Obrera.

Durante las jornadas se pusieron sobre la mesa propuestas pastorales para seguir impulsando la tarea de ser y hacer visible una Iglesia comprometida por el trabajo decente. “Como Iglesia en el mundo obrero, seguimos haciendo nuestro el sufrimiento que la lógica de este sistema genera en los trabajadores y sus familias, a quienes vamos acompañando con misericordia. Desempleados de larga duración, jóvenes, mujeres, inmigrantes, trabajadores precarios… conforman el rostro sufriente del mundo obrero”, explican en las conclusiones.

Publicado en el número 3.013 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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