‘La doctora de Brest’

fotograma de la película La doctora de Brest

fotograma de la película La doctora de Brest

J. L. CELADA | Aquel combate desigual de David contra Goliat que relata el Antiguo Testamento se viene repitiendo época tras época en los contextos más diversos, cuando el individuo indefenso se enfrenta a la poderosa maquinaria del sistema para que sus derechos –o los de algún colectivo– no se vean pisoteados por otros intereses. Tal es el caso de Irène Frachon, neumóloga en un hospital de provincias, autora del libro-denuncia Mediator 150 mg. Combien de morts? y protagonista de La doctora de Brest.

El nuevo trabajo de Emmanuelle Bercot nos narra la cruzada de esta heroína contemporánea (magistralmente encarnada por la danesa Sidse Babett Knudsen), dispuesta a demostrar que las valvulopatías diagnosticadas en un importante número de pacientes eran consecuencia directa de un medicamento prescrito desde hace años a diabéticos y obesos deseosos de adelgazar. Confirmadas las primeras sospechas, arranca la investigación de campo. Al compás del latido cardíaco, entre pilas de informes y un carrusel de llamadas, la realizadora parisina nos sumerge en un universo de tecnicismos y un ritmo trepidante que ya no nos abandonarán durante las próximas dos horas.

Junto a un grupo de su confianza –que por momentos cuestiona su actitud radicalizada y un punto narcisista–, esta “cirujana de guerra”, sin guantes ni anestesia, emprende la batalla contra todo y contra todos. Especialmente, contra la farmacéutica que comercializa un producto tóxico con el silencio cómplice de las autoridades sanitarias. Y este thriller con nervio y cierta carga de profundidad se adentra sin pausa en el complejo escenario de las comparecencias, las alegaciones, las evasivas… Nada que no nos hubiera mostrado, por ejemplo, Erin Brockovich (2000) en su lucha contra los residuos contaminantes de una compañía extractora.

Como aquella peleona mujer interpretada por Julia Roberts, La doctora de Brest no solo deberá sortear las trabas empresariales o los silencios administrativos, sino buscar justicia y una indemnización para los afectados. Aunque para ello tenga que acudir a la prensa, contar con un topo dentro del sistema de salud o zafarse de la censura editorial. Recursos muy útiles para que triunfe la transparencia sanitaria, pero no menos eficaces para que la cinta funcione.

Las confesiones del doctor Sachs (1999), Hipócrates (2014), Un doctor en la campiña (2016)… La cinematografía francesa ya ha dado fe de su interés por la profesión médica y cuanto la rodea. Y esta película, por convencional que resulte su planteamiento, se inscribe en esa sana inquietud por mejorar las vidas más frágiles. Evaluados sus riesgos y beneficios, como si de un fármaco se tratara, apenas cabe añadir que el balance es positivo.

FICHA TÉCNICA

Título original: La fille de Brest

Dirección: Emmanuelle Bercot.

Guión: Séverine Bosschem y Emmanuelle Bercot, sobre el libro de Irène Frachon Mediator 150 mg. Combien de morts?

Fotografía: Guillaume Schiffman.

Música: Martin Wheeler.

Producción: Caroline Benjo, Carole Scotta, Barbara Letellier, Simon Arnal.

Intérpretes: Sidse Babett Knudsen, Benoît Magimel, Charlotte Laemmel, Isabelle de Hertogh, Lara Neumann, Patrick Ligardes.

Publicado en el número 3.013 de Vida Nueva. Ver sumario

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