La celda, la otra puerta santa

persona reclusa presa en una cárcel entre rejas rezando

En España, 137 capellanes y más de 3.000 voluntarios testimonian a Dios entre barrotes

persona reclusa presa en una cárcel entre rejas rezando

RUBÉN CRUZ | Abrazar la misericordia. Con ese propósito pusieron rumbo a Roma miles de presos de distintos puntos del mundo para celebrar el Jubileo de la Misericordia. Otros se quedaron entre cuatro barrotes, pero no por ello dejan de abrazarla, porque “también la puerta de la celda de una cárcel puede convertirse en una puerta santa”, como recordó Francisco en su carta con la que concedía la indulgencia con ocasión del Jubileo. Y es que “la misericordia de Dios, capaz de convertir los corazones, es también capaz de convertir las rejas en experiencia de libertad”. La cárcel también es Iglesia.

En las cárceles españolas, 137 capellanes acompañan a los presos. Y más de 3.000 voluntarios acuden cada semana para animar, para escuchar o, simplemente, para estar. ¿Por qué es necesario que la Iglesia se haga presente en prisión? ¿Cómo se lleva la buena nueva? ¿Cómo viven los presos su fe bajo una situación de privación de libertad?

El mismo Cristo, que pasó por la cárcel, lo recuerda en Mateo 25, 34-36: “Venid vosotros, benditos de mi Padre, (…) porque estuve en la cárcel y vinisteis a verme”. “La Iglesia, desde los tiempos apostólicos hasta el momento presente, ha procurado ser fiel a este mandato del Señor, porque la sociedad reconoce el derecho personal de todo interno a ser atendido conforme a su confesión religiosa y nosotros, los cristianos, porque, como nos lo recuerda el Señor, ‘cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis’ (Mt 25, 40)”, explica el mercedario José Sesma, quien fuera durante más de 20 años director del Departamento de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE).

Teniendo en cuenta que gran parte de la población penitenciaria está bautizada, la buena nueva se lleva a la prisión con mucha normalidad, según los capellanes. Lo hacen a través de las celebraciones litúrgicas, talleres de Biblia, talleres de formación en valores cristianos, grupos de catequesis, acompañamiento personalizado y testimonio. (…)

“Muchos empiezan a encontrarse con Dios aquí”

Aurelio Gil, delegado diocesano de Pastoral Penitenciaria de Sevilla y capellán del Centro Penitenciario Sevilla I, tiene más de 15 años de experiencia a sus espaldas como capellán de prisiones. Él defiende la presencia de los sacerdotes en prisión porque “el evangelio es para todos, y quizá los presos están más necesitados de él por su situación”.

Y aunque pueda parecer “territorio hostil”, nada más lejos de la realidad, ya que “muchos comienzan a encontrarse con Dios aquí, lo buscan”, explica. Como en cualquier otra parroquia, los presos pueden confesarse antes o después de la eucaristía. Aunque muchas de las confesiones se producen diariamente durante un paseo en el patio o en una celda. (…)

Escucha y cercanía son los dos ingredientes que Domingo del Blanco, director del Secretariado de Pastoral Penitenciaria de León y capellán del Centro Penitenciario de Mansilla de las Mulas, considera básicos para atender a los presos. En sus casi cuatro años a cargo de la pastoral penitenciaria, se ha dado cuenta de que es importante hacerles ver a los internos que “igual que han sido instrumento para el mal, Dios cuenta con ellos para ser instrumento del bien”. Pese a las dificultades para evangelizar hoy en una sociedad cada vez más secularizada, en León están “encontrando la fórmula”. Para ello cuentan con la ayuda de 23 voluntarios, “con facilidad para la escucha, que es lo que necesitan los presos”.

Publicado en el número 3.011 de Vida Nueva. Ver sumario

 


* ¿Quieres seguir leyendo este artículo? ‘A fondo’ completo en este enlace solo para suscriptores

* Comprar el número suelto en la app de la Revista Vida Nueva nº 3.011: para iPad o en Google Play

* Suscribirse a Vida Nueva

 


LEA TAMBIÉN:

Compartir