Colegios, sindicatos y padres reclaman un pacto educativo ya

Íñigo Méndez de Vigo, ministro de Educación

Piden a los partidos que dialoguen, “pero no todos están por la labor”

Íñigo Méndez de Vigo, ministro de Educación

El ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo

Colegios, sindicatos y padres reclaman un pacto educativo ya [extracto]

JOSÉ LORENZO | Impulsar un Pacto Nacional por la Educación. Esa es una de las promesas que han llevado de nuevo a Mariano Rajoy a la presidencia del Gobierno. Se comprometió a ello en el pacto que firmó a finales de agosto con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, para apoyarle en la investidura, lo que ocurrió el pasado 29 de octubre. Ya con su nuevo equipo de ministros funcionado (en donde repite el de Educación, Íñigo Méndez de Vigo), a lo largo de este mes de noviembre tendrá que estar constituida una subcomisión parlamentaria en el Congreso de los Diputados que permita en seis meses la existencia de “un acuerdo consensuado” con las restantes fuerzas políticas, la comunidad educativa y los agentes sociales.

Durante ese período, todos los aspectos de la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa) que no hayan entrado en vigor aún se congelarán. De hecho, días antes de someterse a su segundo intento de investidura en lo que va de año, Rajoy dejó en suspenso las polémicas reválidas para ESO y Bachillerato, lo que se entendió como un gesto hacia Ciudadanos y el PSOE, y señal de que la polémica ley educativa del PP, impulsada por el exministro José Ignacio Wert, ya no era intocable. Pero también era un signo claro de que sus 137 diputados le obligan a pactar para lograr algo inédito en estas cuatro décadas de democracia: un pacto de Estado por la Educación.

“Un pacto educativo nacional es imprescindible”, afirma a Vida Nueva José María Alvira, secretario general de Escuelas Católicas. Lo viene reclamando esta entidad que aglutina a más de 2.000 centros concertados católicos desde hace años. Pero no las tiene todas consigo este religioso marianista: “Para alcanzarlo, se requiere un ambiente sereno y la buena disposición de todas las fuerzas sociales y políticas implicadas. Ojalá esas sean las actitudes de todos, pero me temo que en estos momentos no todos están por la labor; no olvidemos que se están poniendo en cuestión por parte de algunos los acuerdos constitucionales, que son la base sobre la que construir un pacto educativo duradero”.

No es la primera vez que se intenta ese pacto, y a punto estuvo de lograrse en 2010, cuando el PP desbarató a última hora un acuerdo que ya tocaba con la mano el ministro Ángel Gabilondo, del PSOE. Seis años después, sin embargo, el tablero de juego no tiene nada que ver. “El actual reparto de fuerzas políticas puede ser una gran oportunidad, ya que nadie puede imponer su visión. Habrá mucho que dialogar y trabajar en pro del interés general”, reconoce Jesús Pueyo, secretario general de FSIE, el sindicato mayoritario en la enseñanza concertada.

“Desde CONCAPA apostamos por ese pacto, pero no sabemos si realmente los políticos lo llevarán a cabo. Hace falta mucha voluntad política y estamos en un momento de diálogo para poder mejorar el sistema educativo”, señala Pedro José Caballero, presidente de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos.

En todo caso, lo que sí está claro es lo que a cada una de estas instituciones le resulta ineludible en ese hipotético pacto educativo. “Es imprescindible el reconocimiento de principios como el derecho de todos a una educación de calidad y a la libertad de enseñanza, que supone la posibilidad de crear y dirigir centros docentes con un ideario propio y con cierta autonomía; la ayuda económica de los poderes públicos a través de unos conciertos que aseguren la existencia de dos redes complementarias, así como la libertad y la equidad en todo el sistema educativo; y la garantía de que los padres puedan elegir centro y que sus hijos reciban la formación que esté de acuerdo con sus propias convicciones, incluidas, por supuesto, las religiosas”, desgrana Alvira.

“Ineludible que se base en el artículo 27 de la Constitución y respete la complementariedad de las redes pública, concertad y privada”, sostiene Pueyo. Y “que se garanticen los dos principios fundamentales que defendemos como organización: libertad de enseñanza y libre elección de centro. Para CONCAPA es ineludible el respeto a la libertad de los padres para elegir la educación que desean para su hijos de acuerdo con sus propias convicciones”, defiende Caballero.

Íñigo Méndez de Vigo, un ministro que viene “a pactar mucho”

Íñigo Méndez de Vigo (Tetuán, 1956) entró a última hora en el ministerio que José Ignacio Wert convirtió en un avispero y ha aprovechado muy bien estos diez meses “en funciones” para sacudirse cualquier vestigio de síndrome de Estocolmo. Ha anunciado que piensa reunirse con el exministro Gabilondo y los principales agentes implicados en la educación en España le reconocen su predisposición al encuentro.

Como afirmó en su primera comparecencia también como portavoz, el 4 de noviembre, el nuevo gobierno de Rajoy quiere “hablar, dialogar y pactar mucho”. “Es positivo que el ministro recién nombrado conozca ya la situación y los problemas que están planteados. Por otra parte, ha demostrado en el breve tiempo que ha ocupado esta responsabilidad un talante dialogante y negociador. Esperemos que esas buenas disposiciones se traduzcan en un diálogo constructivo con toda la comunidad educativa que permita lograr el necesario pacto”, señala José María Alvira.

“Es un hombre dialogante, experimentado en el debate y con vocación de llegar a acuerdos. Escucha y trata de comprender, cualidades necesarias para facilitar el pacto”, reconoce en el ministro Jesús Pueyo. Y como “muy positivamente” valora su reciente encuentro con el titular de Educación Pedro José Caballero, quien destaca de él que “es un hombre de diálogo”.

ministros del Gobierno de Rajoy que han estudiado en escuelas católicas

De izq. a dcha. y de arriba abajo, Íñigo de la Serna, Rafael Catalá, Isabel G. Tejerina, Luis de Guindos, Mª Dolores de Cospedal y Álvaro Nadal

La escuela católica, cuna de ministros

RUBÉN CRUZ | Los colegios católicos han formado a varias generaciones de nuestro país. Personas de distintas clases sociales y diferentes ideologías, pero todos educados bajo el halo del humanismo cristiano. Un humanismo que parece rescatar Rajoy de los estatutos de su partido con la designación del nuevo equipo de Gobierno. Y es que la mayoría de ellos se han valido de la escuela católica para iniciar su formación.

El propio presidente, Mariano Rajoy, estudió en el colegio de la Discípulas de Jesús de León, a donde se trasladó por el trabajo de su padre. Curiosamente, en este mismo colegio estudió el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. La enseñanza secundaria la cursó con los jesuitas. “De ellos aprendí dos cosas importantes: conocimientos y ganas de aprender; y en segundo lugar, la importancia que tiene el respeto a las reglas del juego, las consecuencias positivas del orden y los principios”, indica Rajoy en sus memorias, En Confianza (Planeta).

Por su parte, el nuevo ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, se formó con los agustinos de Santander, ciudad de la que hasta ahora era alcalde, y de la que ya se ha despedido para recalar en Madrid. Mientras, María Dolores de Cospedal, aunque nacida en Madrid, estudió en Albacete, de donde es originaria su familia. Allí se formó con las monjas dominicas de la Anunciata la nueva ministra de Defensa.

Otro de los ministros que se estrena es Álvaro Nadal Belda, concretamente en el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital. Al igual que su hermano Alberto, quien fuera secretario de Estado de Energía en la anterior legislatura, se formó en el Colegio Menesiano de Madrid, de la congregación con el mismo nombre surgida en Francia. En el mismo país que nació el P. Chaminade, fundador de los marianistas, orden en la que se formó el ministro de Economía, Luis de Guindos, concretamente en el Colegio Santa María del Pilar, en el madrileño barrio de Retiro.

Uno de los ministros que repite en el cargo es Rafael Catalá, quien recogiera el testigo de Gallardón en la cartera de Justicia a mitad de la legislatura pasada. Catalá estudió en el Colegio San Viator de Madrid, de la congregación fundada por el padre Luis Querbes. Isabel García Tejerina, ministra de Agricultura, es otra de las que la pasada legislatura cogió su cartera a mitad de ciclo, estudió en el Colegio La Enseñanza de Valladolid, perteneciente a la Compañía de María.

Publicado en el número 3.011 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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